La industria tecnológica israelí cuenta con 20.000 personas con talento que son responsables del valor tecnológico, económico y competitivo del sector en el mercado internacional, según un estudio de Sparks Consulting Group, encargado por la Mesa Redonda de Negocios de Israel para la conferencia de los 100 directores generales más importantes de la economía israelí.
El estudio reveló que, en 2020, la tecnología israelí contaba con 335.000 empleados, de los cuales el 50% era personal tecnológico y la otra mitad personal de apoyo en marketing, finanzas, recursos humanos, etc. Según Sparks, el éxito del sector dependía de un pequeño grupo de aproximadamente el 6% del total de empleados, es decir, algo más de 20.000 personas.
El director general de Sparks, Ron Tzur, explicó que se llegó a esta cifra tras entrevistar en profundidad a 25 altos ejecutivos de diferentes áreas de la alta tecnología israelí. “Creo que hemos hecho una valoración prudente y en la práctica este grupo, el de los creativos que están en primera línea, podría ser incluso menor. Llamamos a la alta tecnología el motor de la economía y estas personas son el motor del motor”.
Tzur cree que la preocupación por la fuga de cerebros de este grupo de élite de personas con talento está bien fundada. La fuga de cerebros puede expresarse en que las personas con más talento se trasladen a gigantes multinacionales como Google, Facebook, Amazon y Apple, que ofrecen condiciones y salarios fantásticos. Estas empresas pueden trabajar en Israel, pero su propiedad intelectual se transfiere al extranjero. La otra opción es la migración física de estos talentos a otros centros tecnológicos como Silicon Valley.
“Una de las entrevistas que realicé para el estudio fue con el director de un gran fondo de capital riesgo israelí. Me contó que una multinacional había contactado en los últimos meses con casi todos los empleados con talento de sus 30 startups y les había ofrecido el triple de sus salarios. Para mantener a estos empleados con talento en Israel y en las empresas israelíes, el Estado tiene que construir un programa que cree una conexión y un compromiso para ellos con este lugar, por el bien de la prosperidad de Israel y de la economía israelí en las próximas décadas. No se puede mantener a estas personas aquí solo con dinero, porque al final siempre habrá alguien que les pague más”, dijo Tzur.
Cuatro escenarios para el futuro de Israel
El estudio de Sparks analiza los escenarios a largo plazo para el futuro de Israel según dos macrotendencias. La primera tendencia son los cambios demográficos en la población israelí, con el importante crecimiento de la población haredi (judía ultraortodoxa) en el centro. La participación de la población haredi en el sector tecnológico es escasa, ya que solo el 3% de los empleados de la industria proceden de la sociedad judía ultraortodoxa.
Según las previsiones, la sociedad haredi representaba el 11% de la población de Israel en 2015 y se espera que crezca hasta el 32% en 2065. Se espera que la población árabe mantenga su tamaño relativo y su participación en el sector tecnológico también es baja: solo el 2% de los empleados de tecnología son árabes.
La segunda macrotendencia a la que se refiere el informe es la creciente competencia por el talento en todo el mundo debido a la intensificación de la lucha entre Estados Unidos y China por la supremacía mundial. En el marco de esta lucha, las dos superpotencias están aumentando considerablemente su inversión en investigación tecnológica y se esfuerzan por atraer talentos de todo el mundo. En esta situación, postula el estudio, “Israel y las empresas israelíes deben asegurar el compromiso de sus personas más valiosas”.
La intersección de estas dos macrotendencias puede crear cuatro escenarios diferentes. El primero y más positivo es que el Estado de Israel mantenga su ventaja tecnológica, que se refleja en esos 20.000 empleados con talento, y además consiga integrar a la población haredi y árabe en la sociedad y la economía. Un escenario menos positivo es que el país mantenga su ventaja tecnológica, pero no logre integrar a las poblaciones haredi y árabe, lo que crea una sociedad con grandes brechas económicas. Otros dos escenarios son que el país pierda su ventaja tecnológica con o sin integración de las poblaciones haredi y árabe.
Según Tzur, los retos se reducen a la capacidad de mantener y ampliar este grupo de empleados con talento que impulsan la industria tecnológica, entre otras cosas, incorporando a otras poblaciones al círculo. “La alta tecnología actual no está aprovechando el potencial que existe en las poblaciones haredi y árabe y entre las mujeres debido a los obstáculos culturales y laborales. En estas poblaciones hay suficientes personas para ampliar esta reserva de talentos en 20.000. Entrevistamos a una empresaria que emplea a mujeres haredíes y me dijo que ciertamente hay superestrellas, pero que muchas empresas las pasan por alto”.