El ministro de Economía, Avigdor Lieberman, dijo la semana pasada que 2021 había sido el mejor año de Israel en el siglo XXI en términos económicos. Si bien en 2021 se batieron algunos récords en materia de exportaciones, gastos de crédito, beneficios de las cadenas minoristas y de los bancos, en lo que respecta a las pequeñas y medianas empresas las cosas fueron mucho más sombrías, según muestra un informe de LAHAV, la Cámara de Organizaciones y Empresas Independientes de Israel para 2021.
Según las primeras evaluaciones, en 2021 quebraron 70.000 pequeñas y medianas empresas en Israel, mientras que sólo se abrieron 35.000 nuevas.
El número de empresas que cerraron en 2021 fue mucho mayor que en los dos años anteriores. En 2019 – antes de la pandemia de COVID – 44.000 pequeñas y medianas empresas cesaron sus actividades, y en 2020, 38.000 pequeñas y medianas empresas en Israel cerraron. El número relativamente bajo de cierres en 2020 se debió a la ayuda gubernamental que mantuvo a algunas de estas empresas a flote durante el inicio de la pandemia y los consiguientes cierres.
También hay que tener en cuenta que un pequeño porcentaje de empresas dejaron de operar pero no cerraron sus expedientes fiscales para que los propietarios pudieran reclamar la ayuda del gobierno. Cuando el dinero se detuvo, estos propietarios cerraron el negocio.
Además, el elevado número de pequeñas empresas que cierran está disuadiendo a los emprendedores de abrir nuevos negocios, lo que podría explicar por qué solo 35.000 nuevas empresas se pusieron en marcha en 2021.
La investigación llevada a cabo por el consultor económico de la LAHAV, el Dr. Roby Nathanson, también reveló que el 86,4% de los negocios sobreviven a su primer año, alrededor de la mitad llegan a los cinco años, y menos de un tercio siguen en el negocio 13 años después de su apertura.
El contable Uri Beeri, presidente del Grupo Elliot de Contables Públicos, dijo: “Las cifras que se desprenden del estudio deberían preocupar a los responsables de la toma de decisiones. Las pequeñas y medianas empresas son el motor que mantiene en marcha la economía, y como tales necesitan una atención especial y un gran apoyo financiero para superar las dificultades especiales de este momento y permitir su supervivencia a largo plazo, así como el crecimiento simultáneo de la economía.
“Un dato tan desalentador como éste sobre el cierre de empresas demuestra que no se ha hecho lo suficiente para ayudarlas. La COVID es un catalizador muy duro para los cierres, por lo que tenemos que darnos prisa y buscar las herramientas que podemos utilizar para ayudarles en lo que respecta a la fiscalidad, la financiación, la contratación y los costes de los recursos humanos y los costes municipales”, dijo Beeri.