Lo peor del mercado del petróleo ha quedado atrás, dijo el Ministro de Energía de Arabia Saudita, el Príncipe Abdulaziz bin Salman, el lunes en el Foro de Energía de la India de CERAWeek.
“Seguimos vigilando. Creo que hay un gran cambio en términos de dónde estamos hoy y dónde estuvimos en abril y mayo”, añadió bin Salman.
Pero no está claro qué parte de lo peor está en el retrovisor.
Si el Ministro de Energía se refiere a la demanda de petróleo, se espera que el mayor importador de crudo -China- reduzca sus importaciones después de que la nación sedienta de petróleo comprara crudo extra en los últimos meses para aprovechar los precios ultra bajos del mercado. Tanto es así que, si China hubiera tomado crudo extra, habría creado un atraso en las aduanas, que ahora se está despejando, una señal de que se está desacelerando.
Esto es de esperar ahora que los precios del petróleo han repuntado hasta casi el doble de lo que eran en abril.
Pero junto con esos precios más altos del petróleo se acaba la búsqueda de gangas en el mercado del petróleo y, por consiguiente, el fin de la demanda artificial.
En el mercado estadounidense, lo peor no ha pasado. La producción de petróleo sigue cayendo, ni siquiera se mantiene estable, y mucho menos aumenta. Con un promedio de 9,9 millones de barriles de petróleo producidos por día, los Estados Unidos están produciendo 3,2 millones de bpd menos que en abril. A pesar de la caída de la producción, los inventarios de petróleo crudo de los Estados Unidos siguen estando un 10 por ciento por encima de la media de los últimos cinco años.
Además, el espacio para las fusiones y adquisiciones se está calentando, con notables fusiones en Canadá y Estados Unidos, ya que las empresas de petróleo y gas en dificultades son arrebatadas por las que están mejor situadas para afrontar la pandemia. Entre las fusiones más notables figuran Chevron y Noble, Pioneer y Parsley, y más recientemente, Cenovus y Husky. Esto indica que lo peor no ha pasado, y se esperan más fusiones en los próximos trimestres a medida que las compañías se debiliten.
Pero esas señales no impedirán que los países dependientes del petróleo como Arabia Saudita se lancen a la aventura para evitar que los precios del petróleo caigan demasiado.