El superávit comercial energético argentino alcanzó en 2024 su cifra más alta desde 2006, con un incremento del 22,3% en exportaciones y una reducción del 49,4% en importaciones, según datos oficiales del gobierno.
Este hito marca un éxito significativo en el primer año de gobierno del presidente Javier Milei, quien priorizó una revolución energética para fortalecer la economía, aumentar exportaciones e incrementar las reservas de divisas.
El saldo positivo en el comercio energético del país llegó a 5.668 millones de dólares, impulsado por un aumento en las exportaciones y una fuerte caída en las importaciones, de acuerdo con los reportes gubernamentales.
Las exportaciones energéticas sumaron 9.677 millones de dólares, representando el 12,1% del total exportado por el país. Por otro lado, las importaciones energéticas se redujeron a 4.000 millones de dólares, casi la mitad respecto al año anterior.
Chile lideró las compras de energía argentina, con importaciones por 2.844 millones de dólares, lo que refleja un incremento del 74,1% en comparación con 2023, consolidándose como el principal mercado de destino.
La formación de esquisto Vaca Muerta, promovida como un motor clave para convertir a Argentina en exportador neto de energía, mostró avances notables. La producción petrolera en la región pasó de menos de 90.000 barriles diarios hace cinco años a casi 400.000 barriles diarios en el tercer trimestre de 2024.
El gobierno de Milei implementó reformas orientadas a atraer inversiones extranjeras masivas, con el objetivo de que las exportaciones de petróleo y gas refuercen las reservas de divisas del país. Se proyecta que la producción en Vaca Muerta alcance 1 millón de barriles diarios antes de 2030.
Con la producción en aumento, Argentina explora ahora la posibilidad de exportar su abundante riqueza en hidrocarburos, consolidando su papel en el mercado energético global.