Dónde dormir es una de las principales cuestiones que se plantean los aficionados que viajan al pequeño Qatar para la Copa del Mundo, en medio de una febril carrera por conseguir habitaciones en Doha.
Pero en el período previo al mayor evento deportivo del mundo en el país anfitrión más pequeño del mundo, la lucha por el alojamiento no se limita a los turistas. El frenesí inmobiliario de Qatar ha hecho que los alquileres se disparen y que los residentes de larga duración pierdan sus casas, dejando a muchos en la estacada.
Los residentes del país, donde los expatriados superan en número a los locales en una proporción de nueve a uno, afirman que el aumento de la demanda y la escasez de habitaciones en vísperas de la Copa del Mundo han permitido a los propietarios aumentar los alquileres en más de un 40% en muchos casos con poca antelación, obligando a los inquilinos a hacer las maletas y enfrentarse a un futuro incierto.
El gobierno qatarí ha reconocido el “aumento de la demanda de alojamiento” y ha animado a los inquilinos que se consideren perjudicados a presentar una queja ante el comité de disputas sobre alquileres del gobierno.
Se espera que unos 1,2 millones de aficionados acudan el mes que viene al jeque del Golfo Pérsico, que nunca antes ha albergado un acontecimiento de la magnitud de la Copa Mundial.