El parlamento iraquí ha aplazado la aprobación de la tarifa de producción y transporte de 16 dólares por barril propuesta en noviembre por el Gobierno Regional del Kurdistán (GRK), complicando aún más el estancamiento que mantiene inactivo el crucial oleoducto que conecta la región con el puerto turco de Ceyhan. Este oleoducto, con capacidad para transportar 500.000 barriles diarios, ha estado cerrado durante casi dos años, lo que ha significado enormes pérdidas económicas tanto para el Kurdistán como para Irak.
El primer ministro del GRK, Masrour Barzani, expresó su sorpresa tras el retraso, calificando el giro como inesperado tras los acuerdos previos. Sin embargo, este contratiempo se suma a la compleja dinámica política de Irak, marcada por maniobras entre Bagdad y el GRK que obstaculizan avances en el sector energético.
Las consecuencias económicas del cierre son significativas. Con el crudo Brent cotizando a aproximadamente 75 dólares por barril, los 500.000 barriles diarios que el oleoducto podría transportar representan 37,5 millones de dólares en ingresos perdidos cada día. Desde que comenzó el cierre, hace 22 meses (660 días), las pérdidas totales ascienden a cerca de 25 mil millones de dólares.
El debate sobre los 16 dólares por barril parece menos una cuestión de viabilidad económica que un reflejo de la lucha de poder entre Bagdad y el GRK. Para el gobierno iraquí, el bloqueo también presenta un dilema dentro del marco de la OPEP+: reabrir el oleoducto aumentaría los ingresos nacionales, pero podría violar los límites de producción impuestos por el cartel, colocándolo en una posición delicada.
Turquía, por su parte, afirma que el oleoducto está operativo desde que se completaron las reparaciones tras el terremoto, pero persisten las acusaciones cruzadas entre todas las partes. Mientras tanto, la parálisis continúa, dejando a la región sin su recurso más lucrativo y a ambos gobiernos enfrentando pérdidas económicas insostenibles.
La cuestión ahora no es solo cuándo se resolverá el bloqueo, sino cuánto más pueden permitirse perder las partes involucradas antes de que el petróleo vuelva a fluir y alivie la presión sobre las economías del Kurdistán y de Irak.