La tasa de desempleo en Israel descendió al 4,7 % en la primera quincena de noviembre, según informa la Oficina Central de Estadística, lo que supone un fuerte descenso respecto al 5,6 % de la segunda quincena de octubre. El desempleo general (que incluye a las personas que dejaron de trabajar al comienzo de la crisis de COVID) también bajó del 7,3 % en la segunda quincena de octubre (292.000 personas) al 6,7 % en la primera quincena de noviembre.
La tasa de empleo subió al 61,8 % en la primera quincena de noviembre, frente al 59,6 % de la segunda quincena de octubre. Se trata de una mejora importante desde enero de 2021, cuando la tasa de empleo era solo del 51,1 % durante el último cierre.
Los economistas del Ministerio de Finanzas escribieron: “Parece que el principal factor que conduce a la mejora del empleo desde el tercer bloqueo es la continua apertura de la economía con mínimas restricciones a las actividades empresariales, incluso durante la cuarta oleada. Parece que lo que está retrasando el regreso de otros empleados a sus puestos de trabajo es que la demanda de trabajadores sigue estando en un nivel relativamente bajo”.
Los economistas del Banco Hapoalim afirman en su encuesta semanal que los datos salariales de septiembre son una mejor indicación sobre el mercado laboral que las cifras de desempleo. “Los salarios en septiembre fueron aproximadamente un 10 % más altos que en septiembre de 2019, antes de COVID. Aunque hay una influencia del cambio en la mezcla de puestos de trabajo, el rápido aumento en el número de puestos de alta tecnología aumenta la media, pero también si se examinan otras industrias que están menos influenciadas por la tecnología como la construcción, y los servicios de hostelería y restauración, las subidas salariales son altas.
La dificultad para cubrir puestos de trabajo con salarios bajos es alta y esto refuerza las presiones inflacionistas en la economía. La caída de la oferta de trabajadores es un fenómeno global que se deriva de los cambios conceptuales creados por los cierres, como la preferencia del ocio sobre el trabajo. Creemos que en esta tendencia también ha influido el efecto riqueza, es decir, la subida de los precios en los mercados financieros y los precios inmobiliarios, que perjudica el incentivo para salir a trabajar, especialmente en el caso de los segundos empleos, o de los empleados que están cerca de la edad de jubilación”.