El israelí-estadounidense Joshua Angrist, profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), es uno de los tres ganadores del Premio Nobel de Economía por su trabajo sobre la extracción de conclusiones a partir de experimentos no intencionados, o los llamados “experimentos naturales”, según se anunció el lunes.
David Card, de la Universidad de California en Berkeley, recibió la mitad del premio, mientras que la otra mitad la compartieron Angrist y Guido Imbens, de la Universidad de Stanford.
Angrist es un experto en economía del trabajo y en economía de la educación, y también ha hecho aportaciones al campo de la econometría.
Enseñó en Harvard y en la Universidad Hebrea de Jerusalén antes de llegar al MIT en 1996.
La Real Academia Sueca de las Ciencias dijo que los tres han “remodelado completamente el trabajo empírico en las ciencias económicas”.
“Los estudios de Card sobre cuestiones fundamentales para la sociedad y las contribuciones metodológicas de Angrist e Imbens han demostrado que los experimentos naturales son una rica fuente de conocimiento”, dijo Peter Fredriksson, presidente del Comité de Ciencias Económicas.
“Sus investigaciones han mejorado sustancialmente nuestra capacidad para responder a cuestiones causales clave, lo que ha supuesto un gran beneficio para la sociedad”, dijo.
A diferencia de los demás premios Nobel, el premio de economía no fue establecido en el testamento de Alfred Nobel, sino por el banco central sueco en su memoria en 1968, y el primer ganador fue seleccionado un año después. Es el último premio que se anuncia cada año.
El año pasado el premio recayó en dos economistas de la Universidad de Stanford que abordaron el complicado problema de hacer que las subastas funcionen de forma más eficiente. También creó un momento entrañable cuando uno de ellos tuvo que llamar a la puerta del otro en mitad de la noche para despertarle y decirle que habían ganado.
La semana pasada se concedió el Premio Nobel de la Paz 2021 a los periodistas filipinos Maria Ressa y ruso Dmitry Muratov por su lucha por la libertad de expresión en países en los que los reporteros se enfrentan a continuos ataques, acoso e incluso asesinatos.
El Premio Nobel de Literatura se concedió al escritor tanzano afincado en el Reino Unido Abdulrazak Gurnah, que fue reconocido por su “penetración inflexible y compasiva de los efectos del colonialismo y el destino del refugiado”.
El premio de fisiología o medicina recayó en los estadounidenses David Julius y Ardem Patapoutian por sus descubrimientos relacionados con la forma en que el cuerpo humano percibe la temperatura y el tacto.
Tres científicos ganaron el premio de física por sus trabajos que encontraron orden en el aparente desorden, ayudando a explicar y predecir fuerzas complejas de la naturaleza, incluyendo la ampliación de nuestra comprensión del cambio climático.
Benjamin List y David W.C. MacMillan ganaron el premio de química por haber encontrado una forma más fácil y ambientalmente más limpia de construir moléculas que pueden usarse para hacer compuestos, incluyendo medicinas y pesticidas.