A medida que se intensifica la guerra comercial entre China y Estados Unidos, Washington advierte que Israel y otros países de Medio Oriente están cayendo cada vez más en la órbita de Pekín.
A la luz de esta posibilidad, la Casa Blanca advirtió recientemente a los gobiernos locales, especialmente a los de Israel, contra la firma de posibles acuerdos con China, específicamente sobre un acuerdo que involucra al Puerto de Haifa.
El principal funcionario del Departamento de Defensa de EE.UU. en materia de política hacia Medio Oriente dijo que el ejército de EE.UU. está “muy atento” al comercio chino y a las inversiones en infraestructura en Israel.
El Pentágono ha planteado repetidamente la cuestión de la decisión de Israel de permitir que el Grupo Portuario Internacional de Shangai, propiedad del gobierno, cierre un acuerdo de 2.000 millones de dólares para operar el Puerto de Haifa a partir de 2021, un puerto de escala para la Sexta Flota de la Marina de los Estados Unidos.
El Grupo Portuario Internacional de Shangai fue el único oferente para el contrato de 25 años en el puerto en 2015.
El Subsecretario Adjunto de Defensa para el Oriente Medio, Mick Mulroy, habló sobre el tema la semana pasada. “La apertura de las economías de Estados Unidos e Israel es una fortaleza para nuestros países, pero los actores malignos pueden aprovecharse si no somos cautelosos”, dijo.
De hecho, explicó que “aunque no estamos pidiendo a Israel que evite tratar con China por completo, mantenemos conversaciones abiertas con todos nuestros aliados y socios más cercanos sobre las implicaciones de la inversión china para la seguridad nacional”.
El puerto de Haifa no es la única inversión china en Israel. Los intereses chinos cubren el sistema de metro ligero de Tel Aviv, que transita por el cuartel general de defensa de Israel en Kirya y un puerto en el sur cerca de la base naval de Israel en Ashdod.
Los expertos han indicado que una posible presencia china en el puerto de Haifa podría permitir a la Marina del Ejército de Liberación Popular controlar el tráfico y el mantenimiento de los barcos estadounidenses y plantear amenazas a la ciberseguridad.
Con respecto al acuerdo de Haifa, el gobierno israelí incluyó un apéndice de seguridad clasificado, que define la autoridad de los servicios de seguridad israelíes con respecto al puerto, y limita las funciones delicadas en la instalación a los ciudadanos con autorizaciones de alto secreto.
La Marina estadounidense ya ha dicho que tiene previsto reconsiderar las operaciones de larga duración en Haifa una vez que se produzca el traspaso chino, y el Senado ha añadido una disposición en su proyecto de ley de autorización anual de defensa para instar a Israel a que tenga en cuenta las implicaciones de seguridad en torno a la inversión extranjera.
El acuerdo, controvertido al menos para Washington, llega en un momento en que los lazos entre China y los aliados estadounidenses de la región (en particular Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos) son cada vez más estrechos.
China prometió 23.000 millones de dólares en préstamos y ayuda a los Estados de Medio Oriente en 2018, y añadió 28.000 millones de dólares en inversiones en infraestructura.
China también alcanzó los mil millones de dólares en ventas de armas de clientes de Medio Oriente entre 2013 y 2017.