Tras la forzada suspensión de la perforación y el cierre de pozos, la industria mundial del petróleo se enfrenta ahora a otro reto: los cortes de producción derivados de los retrasos en las reparaciones regulares causados por la interrupción de la cadena de suministro, cortesía de la pandemia de coronavirus.
“Cuando el virus y las medidas de cuarentena se han aliviado y es seguro volver al trabajo, no significa que se pueda hacer el mismo trabajo con la misma intensidad porque se podrían perder las ventanas meteorológicas y eso puede empujar el mantenimiento incluso al año siguiente”, dice el Vicepresidente de Servicios de Yacimientos Petrolíferos de Rystad Energy, según cita Reuters.
Tales retrasos podrían ser arriesgados para las compañías de exploración y producción, pero podría ser aún más arriesgado para los proveedores de servicios de los yacimientos petrolíferos: para ellos, los grandes retrasos en el trabajo significan grandes retrasos en los ingresos vitales. Estos promediaron 80 mil millones de dólares entre 2015 y 3019, según Rystad Energy.
Los problemas van desde la falta de componentes que deben ser reemplazados durante los cierres de mantenimiento debido a las interrupciones logísticas causadas por los cierres nacionales o las reducciones de gasto de capital que hacen que las compañías no estén dispuestas a gastar en mantenimiento.
También hay consideraciones de salud.
“No quieren invertir el gasto de capital en el proyecto de mantenimiento o no quieren tener tantos trabajadores contratados en los sitios, ya que la afluencia adicional de mano de obra podría comprometer a las personas que tienen que permanecer en la refinería como personal esencial”, dijo a Reuters una analista de petróleo de Genscape, Amanda Fairfax.
Algunas empresas están tratando de reducir los retrasos.
La sueca Lundin Energy, por ejemplo, ha trasladado el mantenimiento de verano del campo Johan Sverdrup al tercer trimestre del año en lugar de dejarlo para el año próximo. Aun así, es dudoso que todos tengan el espacio para hacer malabares con los programas de mantenimiento.
El problema se extiende a toda la industria, desde las instalaciones de arriba hasta las de abajo. Aún es pronto para estimar el alcance del daño que se va a hacer, pero podría terminar siendo sustancial para algunas empresas.