En cuanto comenzaron los disparos esporádicos de cohetes de los últimos días desde la Franja de Gaza, Israel transmitió una advertencia a Hamás de que respondería de diversas maneras. Los primeros cohetes provocaron ataques de la Fuerza Aérea de Israel contra instalaciones de Hamás y de la Yihad Islámica, y al mismo tiempo se transmitieron mensajes a través de Egipto y del Coordinador Especial de la ONU para el Proceso de Paz en Oriente Medio, Tor Wennesland, de que la continuación del lanzamiento de cohetes provocaría una respuesta a nivel civil. Hamás afirmó que no era responsable del lanzamiento de cohetes y que no tenía conocimiento de ello.
Sin embargo, nada de lo que ocurre en la Franja de Gaza sucede sin la aprobación de Hamás. No se trata de hacer la vista gorda, sino de una cooperación total y una división del trabajo entre las diferentes organizaciones. En sesiones informativas para periodistas israelíes, fuentes de defensa dijeron que “Hamás no quiere una confrontación, pero hay organizaciones que están provocando por debajo de ella”. La realidad es, cómo decirlo, algo diferente. Puede que Hamás no quiera un conflicto en toda regla, pero es Hamás quien envía a las otras organizaciones, supuestamente “díscolas”, a lanzar los cohetes. Estos informes indican que el establishment de defensa está tratando de preparar a la opinión pública israelí para una política de contención de los disparos intermitentes de cohetes y de escalada a una confrontación de bajo nivel.
El dilema para los dirigentes israelíes se centra en las medidas disuasorias y reactivas en el frente civil-económico. Una de las tesis es que hay que distinguir entre los civiles de la Franja de Gaza y las organizaciones terroristas, y que hay que mejorar la situación de la población mientras se golpea a las organizaciones. Según esta tesis, aumentará el resentimiento hacia Hamás y disminuirán las críticas internacionales hacia Israel. La tesis contraria es que detener las relajaciones económicas que han ayudado a que la economía de la Franja de Gaza crezca en los últimos meses es lo que hará que la población se vuelva contra Hamás.
Como los disparos de cohetes de baja intensidad continuaban, se decidió pasar al segundo enfoque, y el coordinador de las actividades del gobierno en los territorios, el general Ghassan Alian, anunció que las puertas del cruce de Erez entre Israel y la Franja de Gaza no se abrirían hoy para los doce mil trabajadores de la Franja de Gaza que tienen permiso para trabajar en Israel. De hecho, al comienzo de la serie de flexibilizaciones económicas del verano pasado, fuentes de defensa explicaron que darían a Israel cartas de negociación frente a Hamás, que gobierna el territorio: tranquilidad a cambio de desarrollo económico, o cancelación de las flexibilizaciones en caso de estallido.
Una de las flexibilizaciones más significativas es el aumento del número de beneficiarios de permisos para trabajar en Israel, que pasó de 3.000 residentes de la Franja de Gaza definidos como “empresarios” el verano pasado, aunque en realidad la mayoría de ellos trabajaban en la agricultura y la construcción en los asentamientos israelíes de la frontera de la Franja de Gaza, a doce mil en la actualidad, y otros 8.000 aprobados recientemente por el gobierno israelí, decisión que aún no se ha aplicado. Decenas de miles más solicitaron permisos en cuanto se supo que se ampliaba su número, y las larguísimas colas en las oficinas que se ocupan del asunto en la Franja de Gaza dan fe de que se trata de un salvavidas económico de gran importancia.
El salario diario de un trabajador en la Franja de Gaza es de unos 10-15 NIS, lo que se compara con los 300 NIS de Israel, y más para los trabajadores cualificados de la construcción. En otras palabras, los permisos de trabajo suponen una inyección diaria de unos 4 millones de NIS en la Franja de Gaza, o más de 1.000 millones de NIS al año, y eso incluso antes de que el número de permisos aumente a veinte mil.
La interrupción del trabajo en Israel supone un duro golpe para la economía local, para el poder adquisitivo de las familias con trabajadores en Israel y para el comercio en la Franja de Gaza en general. Israel tiene más cartas, entre ellas la reimposición de las importaciones y exportaciones hacia y desde la Franja de Gaza. Las exportaciones, según informa “Globes”, han crecido sustancialmente en los últimos meses, se han abierto decenas de fábricas y ha disminuido el desempleo. Otra posibilidad es la paralización de las iniciativas de desarrollo e infraestructura que Israel ha aprobado, en las áreas de agua, energía y alcantarillado.
La valoración en el estamento de la defensa, a cargo del ministro de Defensa Benny Gantz, es que no será necesario imponer medidas económicas más severas para volver al statu quo anterior de relativa tranquilidad. Hamás encontrará alguna forma de demostrar que se ha anotado una victoria, y las cosas se calmarán hasta el próximo enfrentamiento. Si eso ocurre, se demostrará que el concepto de las cartas de negociación económica funciona, y es de suponer que su aplicación continuará.
Publicado por Globes, Israel business news – en.globes.co.il – el 24 de abril de 2022.