En 2021, los israelíes siguieron aumentando su ritmo de participación en la locura internacional de compras que es el Viernes Negro, adquiriendo productos por valor de cientos de millones de shekels en pocas horas.
Los datos del procesador de tarjetas de crédito Automated Bank Services mostraron que, entre las 8 de la mañana y las 2 de la tarde, los israelíes gastaron unos 745 millones de NIS (220 millones de dólares), lo que supone un aumento de alrededor del 22 % respecto al mismo periodo del año anterior, continuando una tendencia de aumento anual del gasto durante el frenesí de las compras.
El Viernes Negro tiene su origen en Estados Unidos. El día después de la celebración del Día de Acción de Gracias en Estados Unidos es el inicio tradicional de la temporada de compras navideñas, y normalmente los estadounidenses hacen cola ante las tiendas antes de que abran para conseguir ofertas en artículos populares. El día ha ganado cada vez más popularidad en todo el mundo como jornada de grandes descuentos, también en Israel.
Muchos israelíes también aprovechan el día para hacer compras en línea, incluso en Amazon, AliExpress y otros sitios.
Los datos del propio día solo ofrecen una imagen parcial del gasto relacionado con él, ya que muchas ventas comienzan días antes de la fecha real y duran mucho más. Incluso antes de que los minoristas abrieran sus puertas a primera hora de la mañana del viernes, los compradores de comercio electrónico en Estados Unidos ya habían gastado 76.000 millones de dólares desde principios de noviembre, lo que supone un aumento de más del 20 % con respecto al periodo del año anterior, según datos de la empresa de software Adobe, que ha previsto un número algo menor de promociones este año a la vista del aumento de los costes.
En Estados Unidos, después de que la pandemia mantuviera alejadas a las multitudes el año pasado, muchos compradores salieron el viernes, una señal de cómo las vacunas COVID-19 han devuelto la vida en Estados Unidos a algo más parecido a la normalidad.
Contrarrestando las tendencias positivas están los persistentes problemas de la cadena de suministro, el aumento de los precios al consumidor que ha afectado a los productos básicos de los hogares, como los alimentos y el combustible, y la pandemia de COVID-19, que aún está lejos de terminar.
El viernes, los mercados bursátiles de todo el mundo se desplomaron por la preocupación de que la última cepa del virus encontrada en Sudáfrica pudiera hacer descarrilar la recuperación mundial.