El Banco Central de Egipto cambió esta semana a un régimen de tipo de cambio flexible, provocando que la libra egipcia, que ha perdido la mitad de su valor desde marzo, alcanzara un nuevo mínimo de 32 libras egipcias frente al dólar. El cambio puede provocar una mayor depreciación de la libra egipcia y más dificultades financieras para los egipcios.
A mediados de diciembre de 2022, el Fondo Monetario Internacional (FMI) autorizó un préstamo de rescate de 3.000 millones de dólares para Egipto. Según la declaración del FMI sobre el préstamo, este viene con una lista de requisitos que pretenden presionar al gobierno egipcio para que adopte políticas que “preserven la estabilidad macroeconómica, restauren los amortiguadores y allanen el camino para un crecimiento inclusivo y liderado por el sector privado”.
Una exigencia del FMI para Egipto es la adopción de un tipo de cambio flexible permanente, lo que significa que el tipo de cambio estará siempre sujeto a las fluctuaciones de la oferta y la demanda. Esto contrasta con un tipo de cambio fijo, en el que el Estado pretende mantener un tipo de cambio objetivo de la moneda local frente a una moneda extranjera de referencia.
Según Neil Quilliam, director general de Azure Strategy, “la adopción de un régimen de divisas flexible significará sin duda una mayor reducción de (el valor de la) moneda, con el consiguiente aumento de los costes que podría causar malestar social, ya que la gente tiene más dificultades para satisfacer sus necesidades diarias”.
¿Pueden los militares egipcios distanciarse de las empresas?
Otro requisito es que los militares se retiren de la economía, algo que Quilliam cree que será difícil de conseguir dada la rapidez con la que han crecido las inversiones militares en varios sectores económicos, como la alimentación, la construcción y los medicamentos, donde también emplean a su propia mano de obra.
Señala que los militares son el “principal electorado” del presidente Abdel Fattah el Sisi y que “le resultará difícil hacerlos retroceder”. Continúa diciendo que los militares deben “apartarse de la economía” para que el sector privado pueda crecer.
Según la doctora Noha Bakr, profesora de Ciencias Políticas en Egipto, la pandemia y la guerra ruso-ucraniana son sólo dos ejemplos de factores externos e incontrolables que han contribuido al estado actual de la economía egipcia.
Según explicó a The Media Line, Egipto tiene una estrategia de crecimiento con una agenda específica para 2030 que incluye cambios fiscales y económicos.
Las cifras anteriores al COVID y a la guerra de Ucrania, según Bakr, “reflejaban crecimiento, una menor tasa de desempleo, la reactivación del sector turístico, un aumento de las remesas de los egipcios que trabajan en el extranjero, un crecimiento constante de las reservas de divisas y la atracción de inversiones extranjeras en el campo de la energía.”
La pandemia ya había afectado al sector turístico y ralentizado la economía, lo que hizo que se resintieran la economía y las reservas de divisas. La guerra en Ucrania también provocó una subida de los precios del trigo, lo que tuvo un impacto significativo en Egipto, uno de los principales importadores de grano del mundo.
Aunque Quilliam reconoce que estos factores han contribuido al declive económico del país, afirma que las diversas políticas del gobierno egipcio son las culpables del estado actual del país.
En su opinión, las opciones de inversión del gobierno egipcio en los últimos años son las culpables del declive económico del país. “Egipto recurrió al endeudamiento externo para financiar megaproyectos de infraestructuras como carreteras y puentes, la nueva capital y nuevas ciudades en las provincias”, dijo, refiriéndose a Nuevo Cairo y a las ciudades costeras de El Alamein y Mansoura.
La inversión extranjera directa (IED) también está prohibida porque los militares controlan la mayoría de los sectores económicos. “Con la disminución de las reservas de divisas y el aumento de la factura de los préstamos, y a falta de ingresos en divisas, la libra egipcia se hundió sustancialmente en valor”, declaró.
Por todo ello, según Quilliam, los egipcios tienen dificultades para hacer frente a los gastos de la vida. “Algunos precios cambian todos los días. Para preservar el valor de su dinero y sus activos, mucha gente recurrió al dólar y/o al oro, añadió.
Las empresas “se han visto perjudicadas por la escasez de divisas, ya que muchos artículos se han acumulado en los puertos al ser incapaz el gobierno de suministrar las divisas esenciales para dar salida a los productos”, prosiguió, añadiendo que esto ha cambiado recientemente, ya que el FMI instó al gobierno a poner remedio a este problema.
Pero también señala que, en una situación de gran incertidumbre, a las empresas les está resultando muy difícil fijar los precios de sus productos.
“Es probable que el control del mercado paralelo y la captación de inversiones extranjeras directas y el apoyo del Golfo contribuyan a lograr la estabilidad de la moneda local”, afirma Bakr, que está seguro de que las políticas del gobierno contribuirán a estabilizar la situación.
En sus palabras, “se están tomando medidas de red de seguridad mediante el aumento de los salarios mínimos, el suministro masivo de cajas de alimentos en las zonas rurales y la reducción de gastos mediante una directiva clara y precisa que recorta el gasto público y retrasa proyectos específicos”.