El ministro de Economía, Nir Barkat, lanzó un ultimátum a las empresas de alimentos que han elevado sus precios desde el ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre. Barkat amenaza con exponerlas en una «lista negra» si no revierten los aumentos. Esta medida busca combatir lo que se sugiere como una coordinación de precios entre las principales empresas, lo cual violaría las leyes antimonopolio del país.
Representantes del sector alimentario respondieron, criticando al gobierno por incrementar los costos a través de impuestos y regulaciones. Mencionaron también el exceso de burocracia como factor que dificulta la reducción de precios al consumidor. Tnuva, Osem y Strauss, tres de las mayores empresas, han subido los precios de algunos productos hasta un 25% desde el inicio de la guerra.
En una carta dirigida a estas empresas, Barkat expresó su decepción por los incrementos de precios en tiempos de guerra, describiéndolos como una acción coordinada y en detrimento de los consumidores israelíes. Lamentó no tener autoridad para detener estas prácticas y solicitó una congelación de precios hasta el final del conflicto, petición que fue ignorada.
Las empresas que no acaten la demanda de revertir los aumentos en un plazo de 72 horas serán incluidas en la lista negra, cuyo impacto aún es incierto. Barkat busca medidas para prevenir acciones similares en el futuro, enfatizando la importancia de la lealtad hacia los consumidores israelíes durante tiempos de crisis.
El ministro de Economía, Nir Barkat, rechazó las justificaciones de las empresas para aumentar los precios en medio de la guerra, subrayando que la prioridad debería ser el bienestar del público y no el incremento de los márgenes de beneficio. La reacción a su carta fue inmediata en algunos casos, como el de Shamir Salads, que decidió revertir su reciente aumento de precios.
Por otro lado, críticas hacia el gobierno por parte de figuras prominentes del sector industrial no se hicieron esperar. Ron Tomer, presidente de la Asociación de Fabricantes de Israel, criticó al gobierno por contribuir al aumento del costo de vida a través de subidas en servicios básicos y mantenimiento de ministerios considerados innecesarios. Tomer instó al gobierno a reducir estos costos para aliviar la presión sobre el costo de vida.
Uriel Lynn, presidente de la Federación de Cámaras de Comercio de Israel, calificó el enfoque de Barkat de «lamentable» y sugirió un análisis más detallado de las causas del aumento de precios antes de lanzar amenazas. Lynn también recomendó que el gobierno evaluara su propio impacto en la inflación de precios.
Este debate surge en un contexto de guerra iniciado por el ataque terrorista de Hamás el 7 de octubre, en el que masacraron a unas 1.200 personas, y secuestraron a 253. La respuesta de Israel ha sido una campaña militar para destruir a Hamás y liberar a los rehenes.
La preocupación por el alto costo de vida en Israel no es nueva. Una encuesta del Instituto Israelí para la Democracia reveló que, incluso antes de la guerra, el precio de los alimentos, el costo de la vivienda y los impuestos indirectos eran las principales preocupaciones económicas de los ciudadanos israelíes. Esta situación subraya la urgencia de abordar el problema del costo de vida en medio de un contexto ya tensionado por conflictos bélicos.Principio del formulario