El reconocido yacimiento de gas de Groninga enfrentará una clausura definitiva en 2023, marcando el fin de su era, según el reciente dictamen del Consejo de Ministros.
La clausura de Groninga y la geopolítica del gas
La resolución adoptada por el Consejo establece el cierre completo del yacimiento a partir del 1 de octubre de 2023. Este anuncio es el culmen de un proceso iniciado en junio y solidifica el futuro del recurso en cuestión.
Además, se ha decretado que para octubre de 2024, todos los puntos de extracción pertenecientes a Groninga serán demolidos, asegurando que no haya posibilidad de reactivación posterior.
Esta reunión marcó la última instancia en la que los altos funcionarios gubernamentales podían expresar reservas o preocupaciones sobre el cese de producción en el mencionado yacimiento.
Condiciones excepcionales y operatividad de Groninga
A pesar de la inminente clausura, el yacimiento podría ser operativo en escenarios de urgencia. El Consejo mencionó que, en eventos extraordinarios, como olas de frío severo, se contempla la extracción temporal y restringida de gas durante el próximo invierno.
Como referencia, se señalaron circunstancias donde las temperaturas caigan por debajo de los -6,5 °C concurrentemente con emergencias como fallos en instalaciones de almacenamiento de gas natural.
Estas medidas de contingencia permitirían la operación temporal de ciertos puntos de producción, pero solo hasta niveles mínimos y bajo condiciones climáticas extremadamente adversas.
Razones detrás de la clausura y repercusiones económicas
El país había acordado previamente la cesación progresiva de la extracción de gas en Groninga debido a terremotos atribuidos a las actividades de extracción. Sin embargo, las recientes crisis energéticas y la escalada en los precios del gas propiciaron debates sobre la continuidad de operaciones en el yacimiento.
Ahora, con la nueva legislación, se garantiza el cese de operaciones y la futura demolición de la infraestructura en octubre de 2024.
Groninga ha sido epicentro de más de mil sismos en las últimas dos décadas. A pesar de ello, ha generado al Gobierno ingresos cercanos a los 360.000 millones de euros, mientras que empresas como Shell y Exxon capitalizaron aproximadamente 66.000 millones de euros.
Historia y consecuencias para petroleras
En 2013, ambas petroleras, Shell y Exxon, fueron notificadas sobre la necesidad de reducir progresivamente la producción y la eventual clausura total del yacimiento. Este mandato cambió radicalmente las perspectivas y estrategias a largo plazo de estas corporaciones en relación con Groninga.