La guerra prolongada entre Israel y Hamás ha causado un serio daño a la economía de Israel, lo que ha impactado el turismo, el transporte, las pequeñas empresas y la confianza internacional.
Conflicto con Hamás paraliza la economía israelí y golpea al turismo
En la Ciudad Vieja de Jerusalén, la mayoría de las tiendas de recuerdos permanecen cerradas, mientras que en Haifa, los comerciantes enfrentan calles desiertas y aerolíneas cancelan vuelos. Los negocios fracasan y los hoteles de lujo están casi vacíos. Tras once meses de guerra contra Hamás, la economía israelí se encuentra en serias dificultades, con una ofensiva en Gaza que parece no tener fin y que podría escalar en un conflicto más amplio.
El primer ministro Benjamin Netanyahu ha intentado calmar las preocupaciones, asegurando que el impacto económico es temporal. Sin embargo, esta guerra, la más sangrienta y destructiva entre Israel y Hamás, ha afectado a miles de pequeñas empresas y ha erosionado la confianza internacional en una economía antes reconocida por su dinamismo. Algunos economistas influyentes opinan que un alto el fuego sería la mejor solución para frenar el deterioro económico.
Karnit Flug, exjefa del Banco Central de Israel y actual vicepresidenta de investigación en el Instituto de Democracia de Israel, señala que la economía israelí enfrenta una incertidumbre considerable. Esto se debe a la duración imprevisible de la guerra, su intensidad y la posibilidad de una escalada mayor.
La prolongada guerra con Hamás afecta gravemente a la economía de Gaza
La guerra también ha devastado la ya frágil economía de Gaza. Según informes, el 90% de la población ha sido desplazada y la mayoría de la fuerza laboral está desempleada, con todos los bancos en el territorio cerrados. El Ministerio de Salud de Gaza, bajo el control de Hamás, informa que más de 40,000 personas han muerto debido a los combates, aunque estas cifras no se pueden verificar y no diferencian entre civiles y combatientes. Israel, por su parte, afirma haber matado a aproximadamente 17,000 combatientes en Gaza y a 1,000 terroristas dentro de su territorio desde el inicio de la guerra.
Israel sostiene que hace todo lo posible por minimizar las muertes de civiles, pero acusa a Hamás de utilizar a la población civil como escudos humanos, combatiendo desde áreas residenciales y usando infraestructuras civiles como hospitales y escuelas para sus operaciones.
El ataque del 7 de octubre, en el cual terroristas de Hamás mataron a 1,200 personas en el sur de Israel y tomaron 251 rehenes, desencadenó la actual guerra. Además, los ataques con cohetes y drones desde el Líbano por parte de Hezbolá han desplazado a miles de israelíes de sus hogares en las fronteras norte y sur, causando daños significativos.
La guerra prolongada con Hamás impacta negativamente en la economía de Israel
Israel ha mostrado una recuperación económica en conflictos pasados, incluyendo guerras más cortas con Hamás, pero esta guerra prolongada ha generado una mayor tensión económica. Los costos asociados a la reconstrucción, la compensación a las familias de las víctimas y los reservistas, así como el gasto militar, han aumentado considerablemente. La posibilidad de una escalada con Irán y su aliado Hezbolá añade más presión a una economía ya debilitada.
El turismo, aunque no es un sector clave de la economía israelí, ha sido gravemente afectado, dañando a miles de trabajadores y pequeñas empresas. Daniel Jacob, un guía turístico israelí, expresa su preocupación por la falta de certeza sobre el fin de la guerra y cómo esta afecta a su sustento y al de su familia.
Las dificultades económicas se reflejan también en los principales puertos del país. En Haifa, un importante centro de importación y exportación, la actividad ha disminuido notablemente. El grupo islamista Hutí de Yemen amenaza la seguridad de los barcos que transitan por el canal de Suez, lo que ha llevado a muchas navieras a evitar los puertos israelíes.
Preocupaciones por el impacto de la guerra en la economía israelí crecen
Las renovadas negociaciones para un alto el fuego y la liberación de rehenes, encabezadas por Estados Unidos, parecen estancadas. Las amenazas de represalias por parte de Irán y Hezbolá tras el asesinato de altos líderes terroristas han elevado los temores de un conflicto regional más amplio. Esta incertidumbre ha llevado a grandes aerolíneas internacionales a suspender sus vuelos hacia y desde Israel.
Yacov Sheinin, un economista israelí, estima que el costo total de la guerra podría alcanzar los 120,000 millones de dólares, aproximadamente el 20% del PIB de Israel. La economía israelí ya ha mostrado signos de desaceleración; el crecimiento del PIB se ha ajustado a la baja, con proyecciones de crecimiento reducidas de un 3% a un 1.5% para 2024, si la guerra termina este año.
Fitch, una de las principales agencias de calificación crediticia, rebajó la nota de Israel a A, después de rebajas similares por parte de S&P y Moody’s. Esta rebaja podría encarecer los costos de endeudamiento del gobierno israelí. Fitch advirtió que la guerra podría extenderse hasta 2025, aumentando el gasto militar, destruyendo infraestructuras y dañando la inversión económica.
El déficit presupuestario de Israel aumenta debido al conflicto en Gaza
El Ministerio de Finanzas israelí informó que el déficit del país ha superado el 8% del PIB, muy por encima del 6.6% previsto para 2024. En 2023, el déficit fue de aproximadamente el 4% del PIB. Estos indicadores económicos han incrementado la presión sobre el gobierno para poner fin a la guerra y tomar medidas para reducir el déficit, lo que podría incluir decisiones impopulares como aumentos de impuestos o recortes de gastos.
Sin embargo, el primer ministro Netanyahu enfrenta la presión de mantener su coalición de gobierno, con el ala más conservadora, liderada por el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, insistiendo en continuar la guerra hasta que Hamás sea eliminado. Smotrich defiende que la economía israelí es fuerte y promete un presupuesto responsable que apoye las necesidades de la guerra sin comprometer la estabilidad fiscal.
Mientras tanto, la tasa de desempleo se ha reducido ligeramente, pero si se consideran a los israelíes que han abandonado la fuerza laboral debido a la guerra, el desempleo real es mayor. Muchas pequeñas empresas han cerrado porque sus propietarios y empleados fueron llamados a filas, mientras que otras luchan por sobrevivir en medio de la desaceleración económica.
Economistas advierten sobre la necesidad de poner fin a la guerra
Cerca de 46,000 empresas han cerrado desde el inicio de la guerra, la mayoría de ellas pequeñas, según datos de CofaceBDI, una firma israelí de análisis empresarial. Incluso el prestigioso hotel American Colony de Jerusalén, conocido por alojar a diplomáticos y celebridades, ha reducido personal y considera recortes salariales para sobrevivir.
Yacov Sheinin argumenta que poner fin a la guerra es la mejor manera de permitir que la economía se recupere. Sin embargo, advierte que si la guerra se prolonga, la recuperación económica será muy difícil.