Hace tiempo que se sabe que la guerra de Rusia en Ucrania está impulsando el estrechamiento de los lazos entre las repúblicas de Asia Central y Azerbaiyán, ya que los países de la órbita de Moscú buscan otros canales comerciales para evitar a su antiguo amo colonial condenado al ostracismo internacional. Ahora, con el histórico acuerdo entre Uzbekistán y Azerbaiyán para aumentar la cooperación en el sector energético, está claro que el impulso para una mayor integración no hace más que crecer.
El 29 de agosto, sus Ministerios de Energía firmaron una hoja de ruta en la que se definen sus objetivos y estrategias hasta finales de 2023.
Según un comunicado del Ministerio de Energía uzbeko, explorarán proyectos de colaboración en los sectores del petróleo y el gas, la petroquímica y las energías renovables.
Cooperarán para atraer financiación para proyectos energéticos, incluidos los de las industrias eléctrica y del gas natural, e intercambiarán las mejores prácticas para la construcción de centrales térmicas.
Esto es importante para Uzbekistán, que está intentando renovar su sector eléctrico debido al envejecimiento de sus infraestructuras, que contribuye a los frecuentes apagones.
Además, Uzbekistán y Azerbaiyán compartirán información sobre la privatización y liberalización de los mercados energéticos. Este es otro de los objetivos principales de Tashkent, que intenta relajar su control sobre un sector hasta ahora dominado por el Estado, en un esfuerzo por atraer inversiones y mejorar la eficiencia del sector.
Las empresas energéticas nacionales de Uzbekneftegaz, de Uzbekistán, y SOCAR, de Azerbaiyán, han acordado una alianza más estrecha con el objetivo de colaborar en proyectos de exploración y extracción de hidrocarburos, así como de energía verde.
Según Azim Akhmedkhadzhayev, ministro de Energía en funciones de Uzbekistán, “la cooperación entre Uzbekistán y Azerbaiyán en el sector de la energía ha sido una de nuestras prioridades durante mucho tiempo”.
“Hoy existe una base sólida, en particular en relación con nuestra asociación con la compañía de petróleo y gas SOCAR, y los documentos firmados hoy construyen y amplían con éxito esta base, en particular en las áreas de energía renovable, intercambio de habilidades y uso eficiente de los recursos energéticos para el desarrollo económico de ambos países”.
Sus comentarios fueron citados en un comunicado de prensa enviado a los medios de comunicación por Thoburns, una agencia de relaciones públicas con sede en Londres que trabaja en nombre del Ministerio de Energía de Uzbekistán, y también incluía otra curiosa pepita de información.
La hoja de ruta también contempla la “cooperación en el territorio liberado de Azerbaiyán”, según el comunicado.
No había más detalles, pero era obvio que la frase se refería a las zonas que habían sido reclamadas a Armenia durante la guerra de 2020.
Esto se produce después de que Tashkent prestara recientemente su apoyo a un importante proyecto de infraestructuras en el Cáucaso que cuenta con el fuerte respaldo de Turquía, aliada de Azerbaiyán, y que suscita la preocupación de los armenios a pesar de su apoyo.
Se trata del propuesto “corredor de Zangezur”, que utilizaría vías de tren abandonadas de la Unión Soviética para atravesar la provincia de Syunik en Armenia.
En la primera reunión de un nuevo formato de diálogo entre Uzbekistán, Turquía y Azerbaiyán el mes pasado, el ministro de Asuntos Exteriores en funciones de Uzbekistán, Vladimir Norov, declaró: “Uzbekistán está interesado en la restauración del corredor de Zangezur, que podría asegurar la ruta terrestre más corta de Asia a Europa”.
Este acontecimiento demuestra cómo la invasión rusa de Ucrania ha obligado a las naciones a forjar lazos más profundos dentro de la región turca, un daño colateral en tiempos de guerra para Moscú, que ve a Asia Central y al Cáucaso como su propio patio trasero.