Las imágenes de miles de palestinos reunidos cerca de la valla entre la Franja de Gaza e Israel, junto con la noticia de que casi 20 jóvenes en edad de combatir fueron muertos en el enfrentamiento del 30 de marzo entre Hamás y las FDI, parecen una pesadilla de relaciones públicas el Estado Judío.
Pero a pesar de lo mal que se ve en el corto plazo, lo que se está desarrollando es una victoria para Israel. Lo que los disturbios realmente nos dicen es que la capacidad de Hamás para interrumpir la vida nacional judía cada dos años está siendo degradada. Y eso es algo muy bueno.
Hamás, un grupo que previamente fue capaz de aterrorizar a los israelíes con ataques suicidas, secuestros y ataques con cohetes, ahora se reduce a organizar disturbios, quemar llantas de camiones y mandar a sus jóvenes a morir en confrontaciones desesperadas contra las FDI para generar una cobertura mediática favorable. Las agencias de noticias ayudan a Hamás en su guerra de relaciones públicas, pero el hecho es que los israelíes están cada vez más a salvo de los ataques de Hamás, y esa es la historia que importa.
Una organización terrorista históricamente dedicada a asesinar judíos, en un esfuerzo por desmoralizarlos y expulsarlos de su patria, ha fracasado en su búsqueda y ese fracaso se está volviendo demasiado obvio como para ignorarlo. Hamás ahora está tratando desesperadamente de mantenerse relevante con demostraciones en búsqueda de atención, que no logran nada más que generar cobertura de noticias.
Cuando la capacidad de Hamás para matar a los israelíes disminuyó durante la última década, utilizó las trágicas muertes de palestinos durante enfrentamientos con las FDI, como una herramienta en su guerra de propaganda contra Israel; pero incluso esta estrategia ha perdido su poder de incitar a la calle árabe y forzar las manos de los líderes en el Medio Oriente para atacar a Israel. A medida que se desencadenan los disturbios en Gaza, Egipto le ha dicho a Hamás que los ponga fin y un saudita ha reconocido lo que Hamás sigue negando: los israelíes tienen derecho a su propia tierra.
Varios factores fueron necesarios para degradar el estatus de Hamás como jugador en el Medio Oriente, que estaba enraizado casi por completo en su capacidad y disposición para asesinar y aterrorizar a los judíos.
En primer lugar, la construcción de la barrera de seguridad entre Israel y los centros de población en Judea y Samaria, hizo que a los terroristas les resultara más difícil asesinar a israelíes en atentados suicidas. En segundo lugar, el sistema de defensa antimisiles de Israel aseguró a los israelíes que en su mayor parte estarán a salvo de los ataques con cohetes de Hamás, por más aterradores que sean. En tercer lugar, Israel fue agresivo al enfrentar la excavación de túneles de Hamás en Israel. Como resultado de estas estrategias, y de una intensa reunión de inteligencia, Hamás simplemente no puede acercarse lo suficiente a los civiles israelíes para asesinarlos.
Todo esto ha obligado a Hamás a ir a la quiebra con algo similar a una marcha popular contra Israel. Saltar a las multitudes de civiles, con operativos armados de Hamás que usan a estos civiles para ocultar que intentan atravesar la barrera defensiva de Israel, es un crimen de guerra que ha pasado desapercibido para los medios internacionales, que se han obsesionado con las muertes palestinas.
Pero incluso con una pobre cobertura, la persona promedio puede ver los disturbios como lo que son: un intento de invasión. Los disturbios continuarán y la cifra de muertos aumentará, pero eventualmente, Hamás se quedará sin hombres jóvenes para poner en peligro y los habitantes de Gaza se cansarán de ser utilizados como escudos humanos para ataques fallidos contra Israel y dejarán de aparecer en la valla.
Los israelíes mantendrán la determinación necesaria para proteger sus fronteras y su dignidad.
Uno de los momentos más profundos de mi vida se produjo mientras estaba sentado en el aeropuerto Ben Gurion en 2014, esperando regresar a casa en los Estados Unidos. Escuché una sirena, luego un boom. Estaba muerto de miedo, pero me calmé sustancialmente cuando estaba debajo de una escalera con los israelíes que hablaban con entusiasmo, pero sin temor, en sus teléfonos celulares diciéndoles a sus amigos y familiares que estaban bien.
El mensaje es claro: Am Yisrael Jai. [El pueblo de Israel vive]; y no ay nada que Hamás pueda hacer al respecto.