Para el espectador inocente, la emotiva salida del aeropuerto Ben Gurion parecía rutinaria. Otra adolescente se estaba despidiendo de sus padres mientras se embarcaba en una aventura juvenil en el extranjero.
Pero nada de esta pasajera, a quien llamaremos Rachel, era rutinario. Su viaje comenzó hace dos años en un supermercado en el que trabajaba frente a su casa en un barrio de Haredi.
En su primer día de trabajo conoció a Mahmoud, un joven musulmán de su edad, y ambos entablaron una relación que rápidamente se volvió seria. Ante las narices de sus confiados padres, los dos decidieron casarse y formar una familia.
Los padres de Rachel alzaron sus voces de protesta, pero ya era demasiado tarde. Rachel estaba locamente enamorada de Mahmoud. Pero entonces sus futuros suegros, musulmanes devotos, entraron en escena, con su demanda de que Raquel se convirtiera al islam.
Fue enviada a Kafr Qara, una ciudad árabe en el norte de Israel, para estudiar la religión. Para los padres de Rachel, sus estudios islámicos y su intención de convertirse fueron la gota que colmó el vaso, empujándolos a superar su vergüenza y a pedir ayuda a Yad L’Achim.
Cuando la hija se negó a reunirse con algún miembro de la organización de rescate, los expertos de Yad L’Achim centraron sus esfuerzos en proporcionar a los padres las herramientas que necesitaban para llegar a Rachel.
Con la ayuda de un consejero que se les asignó a tiempo completo, los padres aprendieron a desarrollar una relación cercana con su hija a pesar de la angustia emocional por su estilo de vida. Consiguieron organizar una reunión cerca de su casa, donde expresaron su amor genuino por ella.
Continuaron en contacto, expresando su apoyo y aceptación de ella como su hija, sin importar qué, con la esperanza de que su amor trajera el cambio deseado.
El punto de inflexión llegó en medio de la noche. Sonó el teléfono de la casa de los padres. Rachel estaba en la línea. Con un susurro de miedo, le suplicó: “Llévame, sácame de esta casa”.
Poco después de regresar a casa, Rachel pidió a sus padres la oportunidad de abrir una nueva página en su vida e ir al extranjero para estudiar, donde podría vivir con parientes y aprender en un conocido Midrasha. Está decidida a rehabilitar su vida y a encontrar alegría y consuelo en el abrazo de su pueblo y su familia.