El miércoles 27 de abril, según el Ministerio de Defensa de Siria, respaldado por el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (SOHR), con sede en el Reino Unido, Israel lanzó un ataque con misiles contra posiciones cercanas a Damasco, matando a cuatro soldados sirios. La agencia estatal de noticias siria afirmó que los misiles habían sido lanzados desde Tiberias, en el noreste de Israel. Según el director del SOHR, Rami Abdel Rahman, los ataques con misiles alcanzaron depósitos de armas en varios suburbios de Damasco utilizados por grupos respaldados por Irán. Al menos cinco lugares distintos fueron blanco de los ataques.
El SOHR se creó en 2006 para catalogar las violaciones de derechos humanos cometidas por el régimen dictatorial de Bashar Assad en Siria. Desde la rebelión de la Primavera Árabe contra el régimen de Assad en 2011, ha establecido una amplia red de recopilación de información en todas las regiones de Siria y se ha convertido en una fuente autorizada de información sobre los efectos en la población civil de la despiadada conducción del conflicto por parte de Assad, respaldado -como sus fuerzas- tanto por Rusia como por Irán.
Israel no emitió ninguna declaración sobre el ataque reportado el 27 de abril, ni sobre uno reportado el 14 de abril, cuando varios misiles alcanzaron posiciones del ejército sirio cerca de Damasco. Lo que Israel ha dicho en el pasado es que cualquier presencia iraní o apoyada por Irán cerca de su frontera norte es una línea roja y que ataca las bases de las milicias aliadas de Irán, como el grupo libanés Hezbolá, que tiene combatientes en Siria que apoyan al régimen de Assad.
Israel también ha dicho que ataca los envíos de armas que se cree que van a las milicias apoyadas por Irán. Por ejemplo, en diciembre de 2021, horas después de que el ejército israelí atacara supuestamente armas enviadas desde Irán en el puerto sirio de Latakia, el ministro de Defensa, Benny Gantz, dijo: “Israel no permitirá que Irán envíe armas a sus apoderados y que amenace a nuestros ciudadanos”.
De los muchos conflictos en Oriente Medio, la actual guerra de poder entre Irán e Israel es potencialmente la más explosiva. En el ADN de la Revolución iraní, desde su inicio en 1979, está el objetivo de destruir a Israel, como paso previo a la destrucción de la democracia occidental ejemplificada por Estados Unidos. En la búsqueda de este objetivo fundamental, los líderes de Irán han proporcionado financiación, armas y entrenamiento a grupos, como Hezbolá, Hamás y la Yihad Islámica Palestina (PIJ), que han llevado a cabo ataques contra Israel y que han sido designados como organizaciones terroristas por muchos países.
Dado que Israel percibe al régimen iraní como una amenaza existencial para su propia existencia, se ha opuesto sistemáticamente a los programas de armas nucleares y misiles de Irán. También busca rebajar a los aliados y apoderados de Irán, y evitar el afianzamiento iraní en Siria, otro enemigo jurado de Israel.
Durante años, Irán e Israel se han enfrentado en una guerra en la sombra, atacándose mutuamente de forma discreta -directamente o por delegación- en tierra, aire y mar. Se ha evitado deliberadamente la escalada hacia una guerra total, y los ataques suelen quedar sin atribuir o se niegan de forma plausible. Por ejemplo, el asesinato de cinco científicos nucleares iraníes entre 2010 y 2020 sigue sin explicación ni reconocimiento, por no hablar de la serie de misteriosas explosiones en varias instalaciones nucleares de Irán en 2020.
En abril de 2021, Irán culpó a Israel y prometió vengarse de una explosión en su mayor instalación de enriquecimiento de uranio en Natanz, que, según dijo, causó importantes daños en sus centrifugadoras. Era la segunda vez en menos de un año que el centro era afectado por una explosión sospechosa. Israel no confirmó ni negó ser responsable de ninguno de los dos ataques.
Tampoco se ha reconocido un ciberataque que paralizó las gasolineras de todo el país el 26 de octubre de 2021.
Las fuerzas militares de Hezbolá en Líbano, fuertemente respaldadas por los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, han acumulado, si nos atenemos a las afirmaciones de sus dirigentes, un vasto arsenal de cohetes y misiles a lo largo de la frontera. Las fuerzas israelíes han atacado en repetidas ocasiones la red de cohetes de Hezbolá dentro del Líbano, y en ocasiones Hezbolá ha tomado represalias lanzando cohetes hacia Israel y atacando a las tropas israelíes a lo largo de la frontera.
En cuanto a Siria, desde que comenzó el conflicto civil en 2011, Irán ha reforzado su presencia militar en el país en apoyo de Assad. Utilizando su llamada Media Luna chiíta, Irán transfiere armamento destinado a Hezbolá a través de Irak y Siria. En un esfuerzo por detener el flujo de armas y contrarrestar esta segunda presencia hostil en su frontera norte, Israel ha llevado a cabo una campaña cada vez más abierta de ataques aéreos en Siria contra el flujo de armamento y su almacenamiento.
En el mar, los ataques de ojo por ojo contra buques comerciales en el Golfo de Ormuz y sus alrededores comenzaron en 2019, de nuevo con pocas explicaciones para cada incidente. Dado que varios de los objetivos han sido petroleros iraníes que transportaban petróleo hacia Siria, los medios de comunicación y el público han tenido libertad para especular.
Siempre existe el riesgo de que esta prolongada guerra por poderes se convierta de repente en un conflicto militar directo entre Israel e Irán. La posibilidad de que este escenario de pesadilla llegue a materializarse depende de cómo salga el programa nuclear de Irán de las actuales negociaciones en Viena en torno a la reactivación del acuerdo nuclear. La administración del presidente Joe Biden parece decidida a concluir un nuevo acuerdo, que según todos los informes retrasaría, pero no eliminaría, la eventual adquisición de capacidad militar nuclear por parte de Irán. Los dirigentes iraníes afirman que no tienen ninguna ambición de construir armas nucleares. El montón de documentos secretos sacados de Irán en 2018 sugiere lo contrario.
En Washington, el 20 de octubre de 2021, el ministro de Asuntos Exteriores, Yair Lapid, advirtió que Israel estaba dispuesto a utilizar la fuerza militar para impedir que Irán adquiriera capacidad nuclear. “Irán ha declarado públicamente que quiere acabar con nosotros”, dijo Lapid. “No tenemos intención de dejar que esto ocurra”.
En caso de que se requiera la fuerza para detener una bomba iraní, Israel tendría que actuar y casi con seguridad lo haría solo. Así es como la prolongada guerra por poderes entre Israel e Irán podría asumir una terrible realidad.