Alérgicos a las cámaras, los trabajadores y pilotos de la base aérea de Nevatim (al sur de Israel) no están acostumbrados a los líderes y periodistas, pero son conscientes de que éste no es un día más en la historia de la Fuerza Aérea. “El caza que recibimos hoy garantiza nuestra ventaja cualitativa en los próximos años en la zona. Nunca hemos tenido nada igual”, le dice un piloto bajo el anonimato de su casco oscuro mientras espera el aterrizaje de los dos primeros cazas F-35. Israel se convirtió en el primer país en recibir de Estados Unidos este modelo de quinta generación definido como “indetectable” o “invisible” en alusión a su famosa especialidad: eludir los radares. En palabras del Jefe de Aviación, Amir Eshel, “el mejor caza del mundo”.
Antes de ser “histórico”, el día fue un accidente. Debido al mal tiempo, los pilotos americanos encargados de traer los cazas desde Italia no obtuvieron el permiso para despegar, por lo que la ceremonia se retrasó seis horas. La decepción de los 4000 invitados locales y extranjeros fue evidente ya que muchos se fueron sin saber que al caer la noche se iba a ver lo “invisible”.
La explanada de la base en el corazón del desierto del Néguev fue iluminada para recibir a las dos aeronaves de 22 toneladas de tecnología que quizás se burlaban de las defensas del enemigo, pero no del radar de los líderes. “El largo brazo de Israel se hace más largo y poderoso hoy en día. Cualquiera que tenga la intención de atacarnos será atacado”, advirtió el Primer Ministro Benjamin Netanyahu, recordando el nombre hebreo dado al aparato: Adir (“poderoso”).
En uno de sus últimos viajes como Secretario de Defensa, Ashton Carter enfatizó que “Israel es el único amigo en la región que pilotará este caza. Permitirá a los pilotos abandonarlo con seguridad y llevar a cabo misiones de largo alcance”.
Fabricado por Lockheed Martin, el F-35 tiene 4.3 metros de altura y 15.7 metros de largo. A pesar de algunas dudas técnicas y presupuestarias, Israel espera completar en siete años una flota de 50 cazas “indetectables”. En 12 meses, será la primera operación con sistemas de armas y tecnología locales incorporados. Cuesta 100 millones de dólares (unos 94 millones de euros) por unidad, aunque el coste es mayor si añadimos los sistemas adyacentes que vienen en la “caja”. La suma está incluida en el generoso paquete de ayuda militar de los Estados Unidos.
Talento para aparecer y desaparecer cuando y donde quieras, extraordinarias prestaciones de vuelo (2.200 km sin repostar), posibilidades impensables de recoger, procesar y compartir información en tiempo real, sistemas de integración de tropas terrestres o un arsenal guiado de nueva generación son algunos de los argumentos para comprar un dispositivo que anoche miró a la base como si fuera un coche de carreras de lujo.
Si alguien conoce bien el interior del caza de combate, es el Teniente Coronel Keren Kovalio. Después de dos años en Estados Unidos como jefe de un equipo de logística y mantenimiento dedicado a estudiar sus funciones, Kovalio no oculta su emoción. Cuando se le piden detalles técnicos, el oficial utiliza una terminología más simple: “La diferencia con el resto es similar a la que existe entre un viejo teléfono móvil y un smartphone de última generación. Le da mucha información valiosa al piloto. En base a ello, definen los errores técnicos revelados en los primeros meses del F-35 en Estados Unidos como problemas que acompañan a un nacimiento”.
“Nos permitirá estar en lugares donde solíamos volar con mucho riesgo”, añade una fuente militar. Sus combatientes destruyeron el reactor nuclear en Irak (81º) y Siria (2007). Aunque nadie lo expresa abiertamente, el F-35 es la firma “galáctica” para un eventual duelo con las defensas antiaéreas rusas S-300 en el campo iraní si el acuerdo nuclear falla e Israel ataca las centrales nucleares persas.
El retraso de los cazas no fue la razón de las caras preocupadas de los gerentes de Lockheed Martin en el Néguev. El tuit del presidente electo Donald Trump criticando los costos “fuera de control” del programa F-35 fue un misil detectable que golpeó el mercado de valores al caer las acciones de la empresa en un 5%. “Estamos dispuestos a responder a cualquier pregunta que nos haga el presidente electo”, respondió el jefe del programa F-35, Jeff Babione, precisando que en el futuro será más barato. El teniente coronel Yotam (38) no se preocupa tanto por la situación bursátil de la compañía americana como por el vuelo de 40 minutos que realizará este martes. El primer israelí en pilotar un F-35 tendrá los ojos puestos en los cielos de su país, pero su mente quizás en escenarios más lejanos.