Los recientes acuerdos para normalizar las relaciones entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos, e Israel y Bahréin, han llevado a muchos a la conclusión de que el conflicto árabe-israelí ha alcanzado un punto de inflexión importante. Con la excepción de Egipto y Jordania, los países árabes se han negado durante años a reconocer a Israel hasta que se solucionó la controversia israelo-palestina.
Sin embargo, parece que el mundo árabe ha pasado a centrarse en otras cuestiones apremiantes de la actualidad y de la región, como la tecnología, el desarrollo económico y la hostilidad hacia fuerzas radicales como Irán, Qatar y Turquía. Esto ha llevado a preguntarse si los palestinos se encontrarán cada vez más aislados a medida que Israel amplíe la diplomacia en todo el Oriente Medio y África.
Ido Zelkovitz, jefe del programa de estudios sobre Oriente Medio en el Max Stern Yezreel Valley College entre las ciudades de Afula y Nazaret, e investigador principal del Centro Ezri de Estudios sobre Irán y el Golfo Pérsico de la Universidad de Haifa, dijo a JNS que la Autoridad Palestina liderada por Fatah “ha tocado fondo y se encuentra en su peor posición política desde la primera guerra del Golfo”.
No solo el movimiento de Fatah dirigido por el jefe de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, no ha logrado avanzar en la creación de un Estado palestino, sino que su continuo rechazo ha hecho que los Estados árabes pierdan la paciencia con su causa y no esperen un cambio de mentalidad.
“La región ha cambiado drásticamente en los últimos años y los Estados árabes moderados no ven que tengan ningún conflicto territorial o militar con Israel”, dijo Zelkovitz.
De hecho, enojados por los crecientes lazos del mundo árabe con Israel, solo una semana después de la firma de acuerdos con los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, los líderes palestinos renunciaron a la presidencia de las reuniones de la Liga Árabe, anunció el ministro de Relaciones Exteriores de la Autoridad Palestina.
La dirección palestina -dividida principalmente entre la Autoridad Palestina bajo el mandato de Abbas y Hamás bajo el mandato de Ismail Haniyeh, y marcada por las luchas a lo largo de los años- se esfuerza por aumentar la cooperación en la resistencia contra Israel, que se encuentra en medio de una campaña de normalización con los Estados del Golfo y otros países de mayoría árabe. Con ese fin, se ha previsto que ambas partes celebren conversaciones en Turquía para mejorar su cooperación y sus esfuerzos conjuntos.
No obstante, es poco probable que Hamás, el gobernante de facto de la Franja de Gaza desde que derrocó a la Autoridad Palestina en 2007, y la Autoridad Palestina, que administra la “Zona A” y la “Zona B” de Judea y Samaria con arreglo a los Acuerdos de Oslo, puedan superar su amarga enemistad de muchos años.
“La unidad palestina siempre ha sido un mito”
Asaf Romirowsky, director ejecutivo de Scholars for Peace in the Middle East, dice que “la unidad palestina siempre ha sido un mito, especialmente entre Hamás y Fatah. Dicho esto, el sentimiento antisemita/antisionista siempre ha actuado como el pegamento que ha superado la fragmentación política”.
Al mismo tiempo, dijo, “los palestinos seguirán presionando a los individuos y grupos pro-palestinos en el Golfo para hacer el caso palestino y asegurar un apoyo financiero continuo”.
Kobi Michael, investigador principal del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Israel, dijo a JNS, “No veo ningún progreso real hacia una verdadera reconciliación entre Fatah y Hamás, ya que las brechas son demasiado amplias”.
Dijo “Hamás y Fatah están compitiendo por la mejor estrategia para conseguir la independencia, y al mismo tiempo, el control de la arena palestina”.
El experto del INSS añadió que un factor clave que debe destacarse es la diversidad de programas de Haniyeh y Yahya Sinwar, otro de los principales líderes de Hamás en Gaza, donde viven casi 2 millones de árabes palestinos. “Sinwar tiene un programa mucho más local y centrado en Gaza, mientras que Haniyeh tiene un programa mucho más amplio relacionado con el Islam político”.
Qatar, uno de los principales patrocinadores de Hamás y su organización matriz, la Hermandad Musulmana, está desempeñando un papel importante en la arena de Gaza. El Estado del Golfo apoya al antiguo líder de Hamás, Khaled Meshaal, y a Haniyeh, al tiempo que apoya a Sinwar, enfrentándolos entre sí para promover sus intereses, explicó Michael.
Además, la amenaza iraní ha llevado a los estados árabes del Golfo a hacer una alianza militar con Estados Unidos e Israel.
Zelkovitz dijo que “Israel es la única potencia de la región que puede tratar con Irán militarmente. La alianza de algunos Estados árabes con Israel se percibe como una garantía en caso de que Estados Unidos decida no involucrarse ante la agresión iraní”.
Los saudíes siempre dijeron que la normalización vendría después de que Israel llegara a un acuerdo de paz con los palestinos, pero “vemos que la fórmula ha cambiado”.
“El liderazgo palestino está atascado en el pasado y piensa que los árabes les esperarán para siempre”, añadió Zelkovitz.
“Reenfocar la atención a través de la violencia”
Hamás ha respondido al acuerdo de normalización entre Israel y los dos Estados del Golfo principalmente disparando cohetes hacia el sur de Israel. Su objetivo es enviar una señal a los Estados Unidos y a Europa de que sigue siendo un actor al que hay que tratar, dijo Zelkovitz, añadiendo que forma parte de la lucha interna por el verdadero líder de los palestinos.
En cuanto a la alianza radical de Turquía, Qatar e Irán que se oponen a cualquier acuerdo de normalización, Zelkovitz señaló que Fatah no encaja tan naturalmente en este grupo como Hamás.
Todo esto llega en un momento en que las encuestas muestran que los palestinos no confían en su liderazgo y se inclinan más por una solución de un solo Estado bajo la soberanía israelí, evaluó.
Romirowsky añadió que como la modalidad para la paz se ha vuelto menos sobre los palestinos y más sobre la estabilidad regional frente a la continua amenaza iraní, “los palestinos buscarán reenfocar la atención sobre sí mismos a través de la violencia, aunque los ataques no podrán alterar la dinámica regional”.
Destacó que “Israel está pasando de ser el país más odiado de la región a ser un socio deseado”.
A pesar de la nueva realidad regional, continuó Romirowsky, “en América del Norte y Europa, donde la causa palestina está prosperando gracias al movimiento de BDS, estos cambios no disminuirán su causa, sino que envalentonarán sus esfuerzos hacia una mayor antinormalización a través de la propaganda y el odio que propaga Israel”.