Mientras los ojos de muchos en Oriente Medio se centran en el norte de Siria, hay que prestar especial atención a lo que se dijo en Teherán. Después de un misterioso incidente frente a las costas de Arabia Saudí, los iraníes tardaron en llegar a una conclusión sobre lo que había ocurrido allí. Pero el miércoles, un miembro de la Comisión de Seguridad Nacional y Política Exterior de Teherán dijo que Israel y Arabia Saudita estaban involucrados en el ataque contra el petrolero iraní que se produjo después de una serie de ataques similares por parte de Irán contra petroleros que se dirigían a Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. En otras palabras, la cuenta iraní con Israel sigue abierta, y tarde o temprano se podría intentar cerrarla.
Hace diez años hubo numerosos informes sobre las acciones israelíes en el Mar Rojo, principalmente contra el contrabando iraní de armas a la región y contra los lugares de fabricación de armas en Sudán. Los medios de comunicación internacionales atribuyeron varias operaciones a las FDI, incluidos los bombardeos aéreos y las incursiones de comandos en la costa sudanesa. En 2002, en el Mar Rojo, al sur de Sharm al-Sheikh, los comandos navales israelíes atacaron el Karine A, un barco cargado de armas que los iraníes intentaban pasar de contrabando a los palestinos. Esta exitosa operación de las FDI en el punto álgido de la segunda intifada también produjo una importante ganancia diplomática, ya que ayudó a Israel a convencer al presidente estadounidense George W. Bush de la profunda implicación del presidente de la Autoridad Palestina, Yasser Arafat, en el terrorismo.
Si las últimas afirmaciones iraníes son exactas, significa que el campo de batalla entre Israel e Irán, que se extiende por todo Oriente Medio, se ha ampliado aún más. En los últimos dos meses, ha habido informes sobre ataques israelíes en Irak, Siria y Líbano. Antes de esto, hubo incluso acusaciones de participación secreta israelí en los movimientos de los saudíes en la guerra civil de Yemen, donde Riad apoya al régimen que está luchando contra los rebeldes hutíes apoyados por Irán.
La mayoría de los movimientos atribuidos a Israel estaban dirigidos contra convoyes iraníes de contrabando de armas o sistemas de armas cuyo largo alcance expondría a Israel a un ataque similar al que ocurrió en Arabia Saudita. Sin embargo, este último incidente se trataba de infligir daños económicos.
Este campo de combate no está exento de riesgos. Los sitios de infraestructura israelí y otros sitios importantes para la economía israelí son vulnerables a los ataques, especialmente con Irán ampliando el arsenal de armas que están siendo almacenadas por sus proxys en países vecinos y trabajando para mejorar su precisión. Es difícil escapar de la impresión de que la “campaña de entreguerras” ha subido un peldaño, en el ritmo y la magnitud de los acontecimientos, y en la atención que están recibiendo. Es dudoso que las cosas puedan continuar a este ritmo por mucho tiempo.