Israel cumplirá su obligación moral en la guerra de Ucrania de dos maneras. Una es mediante la planificación logística para acoger a los judíos ucranianos, haciendo así más que otros países para abordar el problema de los refugiados que ha surgido en Polonia, y posiblemente también en otros lugares.
La otra es la de velar por la necesidad de proteger los intereses de seguridad existenciales de Israel: la batalla contra los iraníes y Hezbolá en Siria, y el fortalecimiento de la soberanía en los Altos del Golán.
Israel no tiene ninguna obligación moral de unirse a los Estados occidentales, liderados y seguidos por Estados Unidos, en su conflicto con Rusia. Si es cierto el informe de que el primer ministro Naftali Bennett habló con el presidente ruso Vladimir Putin y se ofreció a mediar entre Rusia y Ucrania, Israel ha cometido un grave error, que sigue al del gobierno de [Yair] Lapid-Bennett al acercarse a Estados Unidos desde su inicio.
No es de extrañar que ahora todo parezca complicado. Un error de navegación nos ha llevado a este punto. El ex primer ministro Benjamin Netanyahu lideró una nueva política que creó un entendimiento histórico con la Rusia de Putin. Alejó a Israel de la administración estadounidense del presidente Barack Obama, para dar a Israel libertad de maniobra en el norte y en Irán. La inteligencia política ahorra el derramamiento de sangre.
Pero la consideración más importante es que esos mismos países “occidentales” que exigen que Israel se una a ellos en las condenas de las Naciones Unidas y su alineación contra Rusia son los que han estado condenando y aislando diplomáticamente a Israel durante años.
Un comité especial de un organismo de la ONU está de camino a Israel para investigar supuestos crímenes de guerra. La política de Occidente con respecto a Israel, liderada por Estados Unidos durante la administración Obama-Biden, puede resumirse en: patética debilidad frente a Rusia; pacificación de Irán; y hostilidad hacia Israel. Así que Israel, aparte de la solidaridad humanitaria con una nación atacada, no debería adherirse a la fallida política estadounidense.
El giro del gobierno actual ha neutralizado a Israel en el tratamiento de la amenaza nuclear iraní. Los EE.UU. del presidente Joe Biden son diferentes de lo que conocíamos, y sus principales errores han conducido a la guerra actual. Es sorprendente leer un artículo de Thomas Friedman publicado en The New York Times en 1998 que predice exactamente la tragedia actual.
Friedman entrevistó al legendario “X” -George Kennan- que dio forma a la política de contención estadounidense durante décadas de la Guerra Fría. A sus 94 años, estaba desesperado por la política que el entonces presidente Bill Clinton y su gente estaban llevando a cabo para impulsar la OTAN hacia el este. Él y Freidman predijeron un desastre.
“Creo que es el comienzo de una nueva guerra fría. Creo que los rusos reaccionarán gradualmente de forma bastante adversa y esto afectará a sus políticas. Creo que es un trágico error”, le dijo Kennan. En aquel momento, nadie sabía quién era Putin.
La América de Biden es también la América que demostró una horrible debilidad en su desastrosa retirada de Afganistán y en la forma en que se ha arrastrado hacia un nuevo acuerdo nuclear con Irán mientras eliminaba las sanciones al régimen. Los rusos se dieron cuenta de que tenían un líder estadounidense inadecuado y estuvieron tentados de hacer un movimiento ofensivo.
No hay ninguna razón moral válida para adherirse a la fracasada política estadounidense sobre Rusia en un momento en que, al tratar con nuestro principal enemigo, Irán, Estados Unidos está operando en contra de los intereses vitales de Israel. Los rusos ya han respondido a las declaraciones oficiales de Israel con un mensaje en el que se niegan a reconocer los Altos del Golán como Israel.
Un destacado analista ruso dijo: “Los sirios son libres de liberar los Altos del Golán”. Sería mejor centrarse en la ayuda humanitaria para los ucranianos y evitar condenar a Rusia oficial o políticamente.
Amnon Lord es un periodista israelí del diario “Makor Rishon”. Sus artículos y ensayos sobre medios de comunicación, cine y política se han publicado en “The Jerusalem Post”, “Mida”, “Azure”, “Nativ” y “Achshav”.