El resultado más probable del irreflexivo intento del presidente estadounidense Joe Biden de revivir el acuerdo nuclear con Irán es que conduzca a una drástica reducción del plazo que Teherán necesita para construir un arma nuclear.
Uno de los objetivos centrales del Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés) alcanzado con Irán por el ex presidente estadounidense Barack Obama era retrasar la capacidad de Teherán para desarrollar armas nucleares durante más de una década.
En el momento en que se acordó el acuerdo en 2015, los expertos en inteligencia predijeron que Irán tardaría alrededor de un año en desarrollar los conocimientos tecnológicos para desarrollar una ojiva nuclear si se le permitía continuar con sus actividades nucleares.
En un intento de frenar la investigación iraní de armas nucleares, el JCPOA exigía a Teherán que eliminara sus reservas de uranio enriquecido, redujera sus reservas de uranio poco enriquecido en un 98% y redujera en aproximadamente dos tercios el número de sus centrifugadoras de gas durante 13 años. Durante los siguientes 15 años, Irán solo enriquecería uranio hasta el 3,67%.
Sin embargo, a pesar de que el JCPOA lleva casi seis años en vigor, las últimas estimaciones sugieren que Irán está a solo unos meses de tener la capacidad de producir cantidades suficientes de uranio de grado armamentístico para una ojiva nuclear.
Un informe publicado por el Instituto de Ciencia y Seguridad Internacional esta semana predice un “peor escenario” de 2,3 meses para que Irán produzca suficiente uranio apto para armas (WGU) para un arma nuclear.
“Irán podría producir una segunda cantidad significativa de UGM a principios del quinto mes después de que comience la ruptura, y una tercera cantidad podría producirse a principios del séptimo mes”, concluye el informe.
La mejora de la capacidad técnica de Irán para desarrollar armas nucleares es el resultado de una serie de pasos que Teherán ha dado durante el último año para aumentar su actividad nuclear, todos los cuales constituyen claras violaciones de los términos que Teherán acordó en el marco del JCPOA.
El incumplimiento más grave del acuerdo por parte de Irán tuvo lugar el 16 de abril, cuando comenzó a enriquecer uranio, un componente clave en la producción de ojivas nucleares, con un 60% de pureza por primera vez, justo por debajo del umbral requerido para las ojivas nucleares. Además, Irán ha dicho que aumentará a 5.000 el número de sofisticadas centrifugadoras, los sofisticados dispositivos utilizados para el enriquecimiento de uranio, en sus instalaciones de Natanz.
Los funcionarios de la administración Biden insisten en que estos movimientos de Irán, que según Teherán se han tomado en respuesta a la decisión de la anterior administración Trump de retirarse del JCPOA en 2018, no son más que una táctica de negociación para aumentar la presión sobre Washington para que haga más concesiones en la última ronda de conversaciones que se está celebrando en Viena sobre la reactivación del acuerdo nuclear.
Sin embargo, existe una creciente preocupación en los círculos de inteligencia occidentales de que cualquier avance que logren los científicos iraníes al acelerar el programa nuclear del país les haga adquirir conocimientos técnicos vitales que no puedan ser borrados. Los científicos iraníes podrían conservar sus conocimientos nucleares incluso en el improbable caso de que las negociaciones de Viena desemboquen en un nuevo acuerdo por el que Irán acceda a rebajar sus niveles de enriquecimiento y a realizar reducciones sustanciales en el número de sus centrifugadoras operativas.
Los rápidos avances que está haciendo Irán en su programa nuclear fueron reconocidos a principios de esta semana por el Secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, quien admitió que el “tiempo de ruptura” que necesita Irán para pasar de realizar investigaciones nucleares a desarrollar cabezas nucleares podría reducirse pronto de meses “a una cuestión de semanas”.
Durante una reunión con la Cámara de Representantes de EE.UU. el lunes, Blinken advirtió que el programa nuclear de Irán estaba “galopando hacia adelante… Cuanto más tiempo pasa, más se reduce el tiempo de ruptura… ahora se ha reducido, según los informes públicos, a unos pocos meses en el mejor de los casos. Y si esto continúa, se reducirá a una cuestión de semanas”.
Al destacar la drástica reducción del “tiempo de ruptura” de Irán, Blinken trataba de justificar la decisión de la administración Biden de invertir tanto capital político en tratar de reactivar el JCPOA.
Sin embargo, Blinken se vio obligado a admitir que, a pesar de que desde abril se están llevando a cabo conversaciones indirectas entre Estados Unidos e Irán en Viena, Estados Unidos todavía no sabe si Irán tiene una verdadera intención de reanudar el cumplimiento del acuerdo.
Además, dado que los partidarios de la línea dura de Irán están dispuestos a consolidar su control sobre el régimen en las elecciones presidenciales de este mes, que se celebrarán el 18 de junio, los diplomáticos occidentales se muestran cada vez más escépticos sobre la perspectiva de concluir un nuevo acuerdo con Teherán.
Ebrahim Raisi, el candidato que se considera favorito para sustituir al presidente saliente de Irán, Hassan Rouhani, es un renombrado partidario de la línea dura cuya candidatura ha atraído el apoyo tanto del todopoderoso Consejo de Guardianes del régimen como del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica.
Raisi, estrecho aliado del líder supremo del país, Alí Jamenei, de 82 años, ha sido anteriormente jefe del poder judicial iraní y se dio a conocer en la década de 1980 como miembro destacado de las tristemente célebres Comisiones de la Muerte de Irán, en las que los activistas de la oposición fueron ejecutados o enviados a limpiar campos de minas durante la guerra entre Irán e Irak.
Por consiguiente, si las predicciones son correctas y Raisi sale triunfante de las elecciones presidenciales, las perspectivas de que los partidarios de la línea dura hagan alguna concesión tangible sobre el programa nuclear del país serán insignificantes.
Como resultado, el único logro del profundamente defectuoso acuerdo nuclear de Obama con Irán habrá sido permitir a los ayatolás alcanzar su sueño de adquirir armas nucleares, con todas las implicaciones que ello tendrá para la futura seguridad del mundo.