Muchos adversarios de Estados Unidos están aprovechando la oportunidad de llenar el vacío creado en Afganistán por la precipitada retirada militar estadounidense. La República Popular China (RPCh) no es uno de ellos.
Aunque Pekín tratará sin duda de aprovechar la gran cantidad de recursos minerales de Afganistán y celebrar el fracaso de Estados Unidos en el país, también tendrá que contemplar sus propias perspectivas de seguridad mientras los talibanes proyectan el terrorismo y el radicalismo en la región.
Pekín es culpable de cometer atroces abusos contra los derechos humanos, bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo en su provincia de Xinjiang, contra los musulmanes uigures del país. Las conexiones históricas de los talibanes con un controvertido grupo separatista uigur, el Movimiento Islámico del Turquestán Oriental (ETIM), preocupan profundamente a los dirigentes chinos, que consideran a este grupo una organización terrorista.
Los uigures son musulmanes de habla turca originarios de la región autónoma china de Xinjiang, en el noroeste del país. Pekín considera a este grupo minoritario como una amenaza para el nacionalismo Han y teme los llamamientos al separatismo uigur.
Como parte de su esfuerzo por promover la supuesta unidad cultural, la RPCh perpetúa la esclavitud moderna en Xinjiang al detener a los uigures por la fuerza en campos de concentración improvisados. Los funcionarios chinos han sido acusados de cometer crímenes de lesa humanidad por la tortura y los abusos a esta comunidad minoritaria. Las mujeres uigures sufren sistemáticamente abusos sexuales, esterilización y adoctrinamiento. Los hombres uigures se enfrentan a destinos similares en Xinjiang.
Los funcionarios chinos llevan años clamando contra el terrorismo cuando se refieren a la población uigur y afirman que sus esfuerzos de detención, adoctrinamiento y “reeducación” tienen como objetivo limitar la amenaza terrorista que supone el grupo minoritario. Pekín señala al ETIM para respaldar la afirmación de que los grupos separatistas uigures, concretamente en la provincia de Xinjiang, han cometido y seguirán cometiendo crímenes contra la etnia hans. Sin embargo, los orígenes e incluso la existencia actual del ETIM son controvertidos.
Según el Consejo de Relaciones Exteriores, el término ETIM surgió por primera vez tras una reunión celebrada en 1999 en Afganistán, cuando un periódico con sede en Moscú informó de que Osama bin Laden había prometido fondos al ETIM y al Movimiento Islámico de Uzbekistán. China alega que el ETIM está estrechamente vinculado al Partido Islámico del Turquestán (TIP), grupo que reivindicó un puñado de atentados terroristas contra civiles en Pekín en 2008.
Aunque la conexión no ha sido confirmada, China afirmó que “Osama bin Laden y los talibanes en Afganistán habían proporcionado a las organizaciones terroristas del “Turquestán Oriental” equipamiento y recursos financieros y habían entrenado a su personal”, y que una organización en particular, el “Movimiento Islámico del Turquestán Oriental” (ETIM), era un “componente importante de la red terrorista dirigida por Osama bin Laden”.
Ahora que los talibanes se han convertido en el gobierno de facto de Afganistán, a los funcionarios chinos les preocupa que los separatistas uigures puedan ser alentados y potencialmente ayudados a levantarse contra sus opresores.
Recientes informes de prensa sugieren que funcionarios chinos y talibanes han llegado a un acuerdo para no inmiscuirse en los países del otro y establecer relaciones diplomáticas una vez que el gobierno talibán esté en marcha. Durante un seminario web sobre la crisis de Afganistán celebrado el 18 de agosto, la analista principal del Centro de Política de Seguridad, Victoria Coates, afirmó que un nuevo gobierno talibán podría aceptar trabajar con China, aceptando ayuda e inversiones, y no intentar ayudar a los uigures perseguidos por China, porque será “transaccional” y corrupto.
Por otro lado, los talibanes -un movimiento islamista de línea dura- podrían no aceptar trabajar con una nación que detiene, tortura y adoctrina a su población musulmana. Los talibanes podrían cooperar inicialmente con la RPCh para establecer un gobierno que funcione y se valide en la comunidad internacional, pero una asociación a largo plazo podría no ser posible debido a la brutal opresión de los musulmanes uigures por parte de China.