Los nuevos presidentes suelen disfrutar de un año de luna de miel antes de enfrentarse a un intenso escrutinio público. Sin embargo, debido a una serie de catastróficos fracasos autoinfligidos, el presidente Joe Biden ha recibido prematuramente intensos reproches de los votantes.
Los sondeos públicos confirman esta crisis de confianza. El índice de aprobación de Biden ha bajado la friolera de 16 puntos en los últimos tres meses, lo que hace que muchos se cuestionen su capacidad para ejercer de comandante en jefe. Es más, el New York Post informó recientemente de que 6 de cada 10 votantes creen que el país se ha desviado “gravemente”. La confianza del consumidor también ha caído al nivel más bajo desde febrero.
He aquí los cinco principales errores de la presidencia de Biden:
1. La desastrosa retirada de Afganistán
Aunque había un consenso nacional de que ya era hora de abandonar Afganistán, la mayoría de la gente cree que la fallida retirada de Biden de Afganistán fue un desastre masivo. Su retirada desordenada y mal calculada provocó la muerte de 13 miembros del ejército estadounidense, puso en peligro a innumerables estadounidenses y aliados de confianza y empañó nuestra reputación internacional. Puede que se necesiten generaciones para recuperar la confianza mundial.
Sin embargo, a lo largo de esta crisis, muchos sienten que hemos tenido un presidente insensible e incoherente que prefirió consultar su reloj durante una ceremonia de traslado de miembros del servicio caídos, llorosa y digna, en lugar de honrarlos. Todo el mundo exige respuestas sobre por qué Biden no supo anticipar la rápida toma de Afganistán por parte de los talibanes y por qué pidió al presidente afgano que mintiera al respecto. La caótica retirada de Biden es inexcusable, imperdonable, y solo la impulsó para obtener beneficios políticos.
2. Promesas rotas
Durante su toma de posesión, Biden prometió que gobernaría para todas las personas. En lugar de ello, Biden ha presentado el programa más radical y divisivo de la historia de nuestra nación. No ha buscado el consenso a la hora de gobernar, como prometió, sino que se ha empeñado en impulsar su programa partidista.
Desgraciadamente, las promesas incumplidas de Biden van mucho más allá de la campaña, ya que hace solo unas semanas, Biden prometió que no dejaría a los estadounidenses abandonados en Afganistán. Sin embargo, cuando el último avión militar partió de Kabul la semana pasada, cientos de estadounidenses y nuestros aliados quedaron a merced de los terroristas. Nuestros amigos de todo el mundo cuestionan ahora nuestra lealtad a nuestros propios ciudadanos, por no hablar de nuestro compromiso con las asociaciones internacionales.
3. Desfinanciación de la policía
No es ningún secreto que los progresistas de extrema izquierda están manejando los hilos de la agenda de Biden. Como resultado, el movimiento radical y sin sentido de “desfinanciar a la policía” no solo ha llegado a definir al Partido Demócrata, sino que su mantra sobre el malestar civil ha puesto en peligro a nuestras comunidades y a las fuerzas del orden.
Los resultados son evidentes. El verano pasado, Los Ángeles desfinanció a la policía de Los Ángeles en 150 millones de dólares. Un año después, los homicidios han aumentado un 41%. En el mismo período, Nueva York desfinanció la policía de Nueva York por la asombrosa cantidad de 484 millones de dólares, y los tiroteos denunciados se han disparado un 64%. Esta crisis criminal autoinfligida, resultado directo de la retórica antipolicial, se ha convertido en un desastre de seguridad pública.
4. La crisis fronteriza de Biden
Uno de los primeros actos de Biden como presidente fue deshacer las protecciones fronterizas de sentido común puestas en marcha bajo el anterior presidente Donald Trump. Al hacerlo, Biden le dijo al mundo que nuestras fronteras estaban abiertas y que no se aplicaría nuestro estado de derecho. Una vez que Biden empezó a ver las implicaciones para la seguridad nacional de sus políticas de fronteras abiertas, Biden encargó a la despreocupada vicepresidenta Kamala Harris que dirigiera su debacle. Desde entonces, la crisis no ha hecho más que deteriorarse.
Trágicamente, esta administración está a punto de permitir la entrada de 1,7 millones de inmigrantes ilegales en Estados Unidos para finales de 2021. La crisis fronteriza autoinfligida por Biden es un resultado directo de su incapacidad para formar una política de seguridad nacional convincente.
5. Agenda de impuestos y gastos
Gracias a la incesante agenda de impuestos y gastos de Biden, la inflación está en su tasa más alta en 40 años. Ahora, casi 9 de cada 10 personas han manifestado su preocupación por el aumento del coste de la vida. La alta inflación es un impuesto desproporcionado para los pobres de este país, y el gran gasto del gobierno solo lo empeora.
En la economía de Biden, todos deben gastar más para obtener menos. Su creación de una crisis económica artificial, en la que se paga a la gente para que no trabaje, ha provocado un desempleo asombroso y, al mismo tiempo, una demanda récord de puestos de trabajo. Esta agenda económica miope obstaculiza el crecimiento, perjudica las inversiones a largo plazo y apoya a nuestros adversarios económicos, incluida la China comunista. Aunque Biden prometió gobernar como un centrista, sin duda ha gobernado como un socialista.
Afortunadamente, como demuestra la caída en picado de las cifras de aprobación de Biden, la gente está viendo a través de esta presidencia hueca e incoherente. Solo podemos esperar que la suma de los errores de Biden no sea tan grande como para no poder enderezar el rumbo, empezando por recuperar la Cámara en 2022.