A la luz de las expectativas que han creado los éxitos de las FDI y de la agencia de seguridad Shin Bet en Gaza, es importante aclarar algo: la Operación Amanecer nunca pretendió conducir a ningún cambio fundamental en la situación de la Franja de Gaza, y no tiene el potencial de hacerlo. Cualquier cambio fundamental debe implicar a Hamás, algo que por el momento no sólo no es un objetivo de la operación, sino que además es algo que el establishment de seguridad está haciendo un esfuerzo especial por evitar.
La operación que Israel inició, sin apenas otra opción, pretendía eliminar una amenaza inmediata para los residentes del sur de Israel, al tiempo que reforzaba la disuasión israelí y separaba la conexión que la Yihad Islámica intentaba crear entre las acciones de las FDI en Judea y Samaria y su política sobre los ataques terroristas desde Gaza. Las expectativas de la operación, así como los criterios de su éxito, deberían calibrarse de acuerdo con esa definición.
Preparativos para un funeral
Mientras se escribían estas líneas, los residentes de Rafah se preparaban para el funeral de Khaled Mansour, uno de los más altos comandantes de la Yihad Islámica en Gaza, responsable de cientos de ataques terroristas contra Israel y de la construcción de algunos de los sistemas militares estratégicos de la organización.
La muerte de Mansour, que se produjo dos días después de la muerte de su compañero Tayseer al-Jabari, deja a la Yihad Islámica sin dos de sus comandantes de campo más capacitados. Su experiencia era vital para el grupo, especialmente ahora, durante el conflicto actual.
Los asesinatos selectivos de Jabari y Mansour ocuparán un lugar destacado en la lista de pérdidas de la Yihad Islámica en esta ronda, pero son sólo una parte del precio que el grupo está pagando por provocar a Israel.
Junto con el golpe (doloroso pero aceptable) a su gente y a sus capacidades militares, tendrá que hacer frente a la vergüenza y a la pérdida de su prestigio, así como a la confianza en sí mismo de su líder. Podemos suponer que Hamás no facilitará las cosas.
Un error embarazoso
La Yihad Islámica tendrá que rendir cuentas a sus operativos por su vergonzoso error al evaluar cuál sería la respuesta de Israel y no anticipar el ataque sorpresa de Israel. Tendrá que dar cuenta de las imágenes de los residentes de Gaza que murieron y resultaron heridos por los disparos erróneos de sus propias células.
No puede eludir la punzante sensación de ofensa de que en esta batalla, una vez más, estaba solo, sin Hamás, sin Hezbolá, y sin conseguir enviar a las calles de Israel a turbas enfurecidas por la incitación.
Los operativos de la Yihad Islámica en Samaria, a los que las FDI y el Shin Bet han estado deteniendo afanosamente tras el ultimátum del grupo, no lo agradecerán.
Desde su punto de vista, ha perdido muchos puntos. Podemos suponer que la Yihad Islámica le resultará difícil poner fin a los combates en esta situación, y que seguirá intentando arrastrar a Hamás, causando un gran daño al bando israelí y mejorando su historial.
Hamás se mantuvo al margen
En cuanto a Hamás, aunque podemos suponer que la Yihad Islámica la acusará de mantenerse al margen y de no apresurarse a defender a su pueblo, incluso contra “la brutal agresión de Israel”, los errores que cometió la Yihad Islámica y las ventajas económicas que Hamás pedirá para los residentes de Gaza a través de las mediaciones egipcias le ayudarán a justificar su elección. Sólo podemos esperar que los esfuerzos de mediación de Egipto y Qatar no conduzcan a una situación absurda en la que Hamás acabe beneficiándose de esta ronda de violencia.
A nivel internacional, parece que la guerra de Ucrania y la tensión entre China, Estados Unidos y Taiwán han eclipsado los acontecimientos de Gaza. El mundo árabe tampoco se centró demasiado en ello, y podemos suponer que los Acuerdos de Abraham contribuyeron a ello.
La situación en este momento respalda las valoraciones optimistas sobre el cumplimiento de los objetivos de la operación. Las palabras clave aquí son “en este momento”, dados los riesgos inherentes y continuos de los combates y los numerosos escenarios que podrían cambiar la ecuación actual. Las fuerzas de seguridad se enfrentan a un gran reto para mantener el éxito y evitar que las cosas se reviertan.
Los israelíes están cansados de las guerras
Una última observación, que tuvo especial importancia en Tisha B’Av, tiene que ver con el comportamiento de la sociedad en Israel. No es ningún secreto que nuestros enemigos, todos ellos, siguen aferrándose a la idea que el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, expuso en su discurso sobre la tela de araña en mayo de 2000: ven a la sociedad israelí dividida, mimada, cansada de las guerras y sin la resistencia necesaria para soportar las batallas difíciles. Esto les da ánimo y esperanza.
El comportamiento del público, el espíritu del pueblo y una postura unida durante la Operación Amanecer son la respuesta.