La actividad marítima comercial en el Golfo de Omán, cerca del puerto de Fujairah, en los Emiratos Árabes Unidos, se vio interrumpida el martes después de que varios barcos de la zona informaran de que tenían dificultades para utilizar sus sistemas de navegación basados en GPS.
Al mismo tiempo, se informó de que un barco llamado “Princess Asphalt” había sido secuestrado por asaltantes armados. Toda la historia se remonta a un incidente ocurrido la semana pasada en el Mar de Arabia en el que los iraníes atacaron el buque MV Mercer Street con un dron suicida, matando al capitán rumano del barco y a un miembro de la tripulación británica.
Después de que el mundo se diera cuenta, tras recibir información de inteligencia israelí, de que Irán estaba detrás del ataque, altos diplomáticos del Reino Unido y de Estados Unidos acusaron abiertamente a la República Islámica y amenazaron con tomar represalias, sin decir si serían de carácter diplomático o militar. El Pentágono estadounidense dijo que todas las opciones estaban sobre la mesa.
Los iraníes, que aparentemente no tenían intención de matar a ningún miembro de la tripulación, se vieron sorprendidos en esta crisis con la guardia baja.
Las consiguientes condenas de todas las direcciones, junto con las numerosas amenazas, parecen haber provocado una considerable ansiedad en Teherán, y los dirigentes iraníes, tratando de cortar de raíz el asunto, lanzaron el mensaje de que cualquier acción contra Irán se encontraría con una respuesta, que muy probablemente interrumpiría gravemente los envíos de petróleo desde el Golfo Pérsico.
Hay que tener en cuenta que alrededor del 30% de todo el petróleo del mundo pasa por esta vía marítima tan sensible, de modo que cualquier desorden podría provocar una crisis global hasta el punto de provocar una guerra con Irán.
Los iraníes son expertos en sobrepasar los límites. En cualquier crisis, tiran de la cuerda hasta su límite absoluto, justo hasta el momento en que se rompe para medir la respuesta de Occidente. Cuando el petrolero iraní Grace1 fue detenido por las fuerzas británicas en Gibraltar en el verano de 2019, los iraníes secuestraron el petrolero de bandera británica Stena Impero. En última instancia, los británicos liberaron el buque iraní y los iraníes liberaron el petrolero británico, poniendo fin a esa crisis particular.
En el último incidente, los iraníes, al parecer, activaron inhibidores de GPS que interrumpieron los sistemas de navegación de varios buques, y asaltantes armados que no se identificaron como iraníes secuestraron un buque. Al parecer, los iraníes quieren demostrar a Occidente que poseen diversas capacidades en el Golfo Pérsico y en el Golfo de Omán y que si Occidente decide actuar, como han sugerido sus dirigentes, Teherán dispone de un variado abanico de respuestas.
Occidente puede disuadir a Irán
No hay ninguna duda de que esta crisis con Irán requiere una respuesta occidental. Las acciones de Irán son terrorismo marítimo a todos los efectos y contravienen el derecho internacional. Occidente dispone de varias herramientas diplomáticas para disuadir a los iraníes, que deben aplicarse ahora.
Mientras tanto, el gobierno de Biden y los demás países firmantes (P5+1) quieren llevar a Irán de nuevo a la mesa de negociaciones y renovar el acuerdo nuclear original (JCPOA).
Las conversaciones en Viena se interrumpieron para permitir a los iraníes terminar el proceso de sustitución de su presidente, y se supone que se reanudarán en los próximos días. ¿Impedirán las acciones de Irán y los intereses de Occidente que los países occidentales, encabezados por el Reino Unido, tomen represalias contra las actividades terroristas de Teherán? El tiempo lo dirá.