Los argumentos presentados en el siguiente artículo representan exclusivamente los puntos de vista de su autor. El equipo editorial de Noticias de Israel no comparten necesariamente esta posición.
El presidente Trump ha traicionado y abandonado a los combatientes kurdos aliados en el noreste de Siria. Dice que quiere retirar a los soldados estadounidenses de las “guerras interminables”, pero esta semana reubicó a no más de 100 miembros del personal de Estados Unidos de un lugar de relativa paz, un lugar donde no se disparaba contra los estadounidenses. Claro, el miércoles ese lugar ya estaba estallando en una guerra abierta. Trump entregó la paz e invitó efectivamente a Turquía a invadir y llevar la lucha a la gente que había estado luchando dle lado de Estados Unidos contra ISIS.
Alrededor de 1.000 efectivos estadounidenses permanecen en Siria de todos modos. Trump no se los ha quitado, a pesar de su postura en Twitter, pero los ha dejado en un lugar menos estable de lo que era antes de acobardarse frente al matón turco islamista, Recep Tayyip Erdogan. Si los kurdos son incapaces de protegerse del feroz asalto de los turcos, es lógico que el primer papel que abandonarán sea el de guardián de la cárcel para 10-12.000 combatientes de ISIS. Una vez que escapen, esos luchadores de ISIS seguramente aterrorizarán a Estados Unidos y a sus aliados.
La presidenta de la Conferencia Republicana de la Cámara de Representantes, Liz Cheney, una de las aliadas más firmes de Trump en el Capitolio, resumió la situación concisamente en un Tweet que calificó de “enfermiza”.
“Las tropas turcas se preparan para invadir Siria desde el norte, las fuerzas respaldadas por los rusos desde el sur, los combatientes del ISIS atacan a Raqqa”, escribió. “Imposible entender por qué @realDonaldTrump está dejando a los aliados de América para ser masacrados y permitiendo el regreso de ISIS”.
Como Cheney señaló con precisión, el problema que Trump dejó escapar no es solo que Turquía está atacando. Lo peor es que las células durmientes de ISIS, en un momento que parece coordinado y que al menos fue desencadenado por la obvia oportunidad que se les dio, ya han desencadenado lo que se ha descrito como un “ataque a gran escala” contra las bases de seguridad kurdas. Esto no solo da la mentira a la repetida afirmación de Trump de que él “derrotó” a ISIS, sino que muestra que su decisión los ha desatado. No son solo los kurdos los que sufrirán.
Un poco por debajo del radar, el abandono de los kurdos también pone a Israel en un riesgo algo mayor. Las patrullas kurdas en el este de Siria han hecho más difícil para Irán enviar ayuda a través de las zonas chiítas de Irak a los terroristas de Hezbolá que hacen daño a Israel desde la zona de los Altos del Golán. Ahora, con los kurdos luchando por sus propias vidas en el noreste de Siria, se abre un corredor para las amenazas iraníes-Hezbolá a Israel.
En resumen, la decisión de Trump no garantizó ni un solo interés estadounidense discernible. El baño de sangre que ya ha comenzado será culpa de Trump.