Opinión

La entrevista que el presidente Biden concedió el domingo a la CNN marca una nueva fase en la guerra fría entre Washington y Jerusalén.

Dos Estados no son sinónimo de paz. Simplemente haría aún más peligroso el ya difícil dilema de seguridad de Israel.

La administración Biden critica implacablemente al Estado judío por construir viviendas para israelíes en Judea y Samaria.

Algunos medios de comunicación han descrito la respuesta del gobierno israelí a los atentados terroristas como violencia desenfrenada.

En medio del caos: incendios, violencia y confrontación interna. ¿La solución? ¿Considera aplicarse lo que tanto le predica a Israel?

Cuando Israel resta importancia a su identidad y valores judíos por miedo a ser considerado diferente, hace el juego a sus enemigos y socava la labor de sus propios amigos.

Jenín, una ciudad de jardines en la porción de la tribu de Isacar, fue entregada a los levitas y se menciona en el libro de Josué y en numerosas fuentes judías a lo largo de la historia.

El Mossad, agencia de inteligencia de Israel, desvela amenazas globales y desmantela células terroristas en operaciones secretas.

La ideología neomarxista que exige que neguemos la realidad y nos inclinemos ante ella es una enfermedad. peligrosa ajena a los valores fundamentales.

El coste de tomar nuestro destino en nuestras manos empequeñece la devastación a la que podemos enfrentarnos si permitimos que Hezbolá tome el control.