El COVID-19 es extremadamente contagioso (los microbiólogos estiman que es de tres a siete veces más que los virus de la gripe estacional), pero en última instancia no es un virus muy letal, salvo para los pacientes en su mayoría muy ancianos y los que tienen afecciones preexistentes (el fumar tampoco ayuda a los resultados).
Se trata de la primera pandemia de la historia en la que se pone en cuarentena a pacientes sanos, además de los enfermos y vulnerables. ¿Por qué? Debido a que la COVID-19 es tan contagiosa, existe el temor de que podamos ver un pico en los casos que abrume nuestros sistemas de salud, dejando a un gran número de personas que mueran sin acceso a un tratamiento médico adecuado. En otras palabras, a la comunidad médica no le preocupa la tasa de mortalidad de este virus, siempre y cuando podamos manejar el volumen.
Al poner a la población general en autocuarentena y otras medidas de distanciamiento social, los epidemiólogos creen que lograrán “aplanar la curva”, permitiendo así que el sistema de salud maneje la carga de casos. Pero, el aplanamiento también significa menos casos durante mucho más tiempo, lo que significa que no se permitirá que esta pandemia se consuma a sí misma al infectar a un gran segmento, lo que finalmente proporciona inmunidad de rebaño a la población.
En su lugar, la pandemia continuará durante meses o más, hasta que se encuentre una cura. Todo el mundo se está preguntando: ¿Cuándo podremos volver a la normalidad? Aplanar la curva no proporciona una respuesta a esta pregunta.
Los líderes mundiales han dicho que estamos en guerra con un enemigo invisible, y tienen razón. Pero no estamos realmente enfrentando esta guerra; estamos corriendo asustados, y permitiendo que este virus destruya décadas de progreso económico, arruine nuestra forma y nivel de vida, y nos quite nuestras libertades civiles.
A continuación, mi receta para controlar y vencer el virus COVID-19. Esta solución derrotará al coronavirus en una fracción muy pequeña de los billones de dólares asignados hasta ahora por los gobiernos de todo el mundo:
1. Abrir hospitales de campo al estilo de los hospitales de campaña para el eventual aumento. Ahora tenemos algo de experiencia con este virus. Desde los Estados Unidos, el epicentro de COVID-19 con el mayor número de casos en todo el mundo, el CDC ha revelado que el 50% de los que contraen el virus son completamente asintomáticos, y que otro 40% son solo ligeramente sintomáticos. Del 10% que requiere hospitalización, el 2.5% terminará en la UCI, de los cuales cerca de la mitad, o el 1.25%, requerirá respiradores. Si ponemos en cuarentena a los vulnerables, la proporción que requiere tratamiento será mucho menor, quizás menos de la mitad de la proporción de los casos actuales.
En los Estados Unidos, esto implica la necesidad de cuatro millones de camas en la UCI, y dos millones de respiradores/ventiladores (estos se pueden mantener para la próxima pandemia). Usar estadios, parques, estacionamientos, etc. para alojar estas instalaciones en tiendas de campaña. Para los respiradores, el presidente Trump ya ha invocado la Ley de Producción de Defensa, comandando efectivamente la industria de los Estados Unidos a través de la para que 3M, General Motors, GE, etc. construyan las “balas” para esta guerra: los respiradores.
2. Como no tenemos suficientes profesionales médicos para manejar esta oleada, traigan al ejército y a la Guardia Nacional para ayudar en las tareas de enfermería. Dar a los soldados un curso intensivo sobre cómo manejar los casos de coronavirus, incluyendo aquellos que requieren intubación y respiradores. Es un trabajo complicado, pero es en gran parte un trabajo técnico que puede ser dominado con supervisión, y habilidades que tal vez sigan siendo útiles para este personal recién entrenado en el futuro.
3. Una vez que se apliquen estas medidas, se pondrá fin al distanciamiento social, excepto para la población vulnerable. Dejar que los sanos vuelvan a trabajar y a jugar, y reabrir completamente la economía.
4. Pruebas, pruebas y más pruebas de COVID-19, especialmente los trabajadores sociales y de atención de la salud de primera línea, que deben ser examinados varias veces al día, para que no infecten a los abuelos, que dependen crucialmente de sus servicios. Es importante desarrollar una prueba de anticuerpos para los pacientes que ya se han recuperado, y que ahora son inmunes. Investigar la duración de esta inmunidad.
5. Sólo cuando haya una cura, como una vacuna, que se estima que estará lista en un año a 18 meses, se debe levantar el aviso de cuarentena a la población vulnerable.
En lugar de aplanar la curva, necesitamos romper la curva obteniendo inmunidad de manada, como fue recomendado por el jefe científico del Reino Unido, antes de que el liderazgo del país sucumbiera, por miedo, al “pensamiento de manada”. La inmunidad de la manada también se obtendría eventualmente por medio de una vacuna, pero eso está demasiado lejos para resolver adecuadamente esta crisis de manera oportuna.
El número de pacientes de COVID-19 que mueran bajo mi plan será el mismo que si usamos el distanciamiento social y la cuarentena para aplanar la curva durante meses. Pero en mi propuesta, salvamos la economía, las pequeñas empresas, los ahorros de la gente, y evitamos una segunda Gran Depresión. ¿Cuántas vidas adicionales se perderían por esta desesperación? Sugiero mucho más que la pandemia de coronavirus.