La supuesta compra de misiles balísticos a Irán por parte de Rusia probablemente tenga más que ver con el suministro estadounidense de NASAMS e IRIS-T de Alemania a Ucrania que con una alarmante reducción de su inventario de misiles balísticos o de crucero.
Según el Washington Post, una evaluación de inteligencia compartida con funcionarios estadounidenses y ucranianos sostiene que Irán se está preparando para enviar a Rusia misiles balísticos tácticos de corto alcance Fateh-110 y Zolfaghar. Los dos misiles pueden alcanzar objetivos a 300 y 700 kilómetros, respectivamente.
¿Qué tan desesperada está Rusia?
Occidente proyecta la adquisición de misiles balísticos de Irán por parte de Rusia como una medida desesperada ante la inminente derrota en Ucrania.
El argumento es que las sanciones occidentales sobre la venta de componentes críticos de sistemas de armas microelectrónicas a Rusia han paralizado la capacidad de producción de misiles balísticos y de crucero de Rusia.
El hecho de que Rusia haya reducido el uso de misiles de crucero desde el ataque masivo contra la infraestructura ucraniana el 10 y 11 de octubre se cita como prueba.
La narrativa occidental es tan ilusoria como un hecho. Aunque es probable que la capacidad de producción de misiles de Rusia se haya visto afectada negativamente, como explicamos en este análisis publicado anteriormente, se espera que el retroceso sea temporal.
Rusia tiene al menos dos buenas razones para reducir sus ataques con misiles de crucero contra Ucrania.
En primer lugar, Rusia está luchando contra un adversario de la misma categoría respaldado por la OTAN. Sus misiles de crucero deben volar a través de un espacio aéreo ucraniano muy disputado que es vigilado las 24 horas del día por medios ISR estadounidenses como las variantes E-3 Sentry AWACS y RC-135.
En este análisis, publicado anteriormente, hemos analizado las capacidades de estos medios ISR y su importante impacto en la guerra de Ucrania.
Con la llegada operativa de los sistemas de misiles NASAMS e IRIS-T, el espacio aéreo sobre objetivos ucranianos críticos será aún más disputado. No hay razón para que Rusia desperdicie sus existencias de misiles de crucero intentando atacar objetivos fuertemente defendidos.
La llegada de los drones iraníes cambiará el juego
En segundo lugar, Rusia está atacando con éxito la infraestructura ucraniana con drones kamikaze iraníes relativamente baratos, como el Geran-2. Así que tiene sentido que los dirigentes militares y políticos rusos cambien de rumbo y utilicen más drones, conservando las reservas de misiles de crucero y las capacidades de producción para atender una posible escalada que conduzca a una guerra contra la OTAN.
Con la entrada de los nuevos sistemas AD occidentales, los misiles de crucero no funcionarán para Rusia como lo hicieron en los últimos ocho meses. La narrativa occidental proyecta esto como un revés para Rusia. En realidad, los drones kamikaze han funcionado mejor para Rusia que nunca en los últimos ocho meses.
Tanto el NASAMS como el IRIS-T no tienen capacidad operativa demostrada para atacar a los drones LO Geran-2 de forma fiable. Por si fuera poco, Rusia tiene acceso a una fuente inagotable de drones kamikaze en Irán.
Ventajas de la compra de misiles iraníes
Como si la amenaza que suponen los drones kamikaze rusos no fuera lo suficientemente mala, Rusia se ha puesto furiosa por el último intento de Occidente de prolongar la guerra e infligir más bajas a Rusia proporcionando a Ucrania nuevos sistemas AD.
Hay una buena razón por la que Rusia está comprando misiles balísticos. Hay una razón aún mejor por la que están comprando misiles balísticos iraníes.
El NASAMS y el IRIS-5 no tienen capacidad operativa contra los misiles balísticos. Rusia está comprando misiles iraníes, no porque se esté quedando sin misiles Iskander, sino porque la simplicidad rentable de los misiles iraníes tiene más sentido para luchar contra Ucrania.
Sin duda, los misiles balísticos iraníes son técnicamente inferiores a los rusos. No cuentan con botes de lanzamiento ni con control vectorial de empuje (TVC) para la dirección (¡se dirigen a la antigua usanza utilizando aletas y conductos de cables!)
Su trayectoria balística es predecible; no cuentan con capacidades de evasión ABM (misiles antibalísticos), como la maniobra de final de carrera. Sin embargo, los misiles tienen un historial probado.
Irán ha atacado con éxito y con razonable precisión bases estadounidenses en Irak. Los misiles iraníes son una opción muy rentable para que Rusia ataque las infraestructuras ucranianas.
Rusia está utilizando sus misiles Iskander con moderación, no porque las existencias de Iskander estén agotadas, sino porque el Iskander está diseñado para alcanzar objetivos de muy alto valor defendidos por sistemas ABM.
El misil sigue una trayectoria cuasi-balística difícil de predecir, a velocidad hipersónica. Utiliza una combinación de sistemas inerciales, GPS, TERCOM (comparación del terreno) para la navegación, y la cartografía digital de la escena (DSMAC) para el reconocimiento del objetivo. Al final de su rango de vuelo de 400 a 500 kilómetros, el misil ataca con un CEP de apenas 5-7 metros.
Golpear objetivos de infraestructuras ucranianas con el Iskander sería una exageración muy costosa. Más bien, el misil se utilizaría para eliminar a los altos cargos de la OTAN en una reunión en la base aérea de Ramstein, en Alemania.
Rusia necesita conservar su stock de Iskander y su capacidad de fabricación para una guerra con la OTAN en la justificada suposición de que la guerra con Ucrania es un espectáculo secundario.
Rusia se ha puesto en marcha, no por desesperación, sino por una estrategia de cabeza fría para librar la batalla que tiene entre manos y estar preparada para la gran batalla que se avecina. Sin duda, Rusia ha estado a la defensiva, pero ya lo estaba el 24 de febrero de 2022, cuando lanzó la Operación Militar Especial.