Ha pasado un año desde el inicio de las llamadas marchas de retorno en la Franja de Gaza, y los residentes de la periferia se sienten abandonados. Desde marzo de 2018, se han enfrentado a manifestaciones contra la valla, humo que cubre los cielos de los poblados, explosiones y cometas incendiarias, explosivos y cohetes.
Roni Kissin, miembro del kibutz Kerem Shalom durante nueve años, describe una rigurosa rutina semanal en la que “los niños vuelven a casa por la tarde y luego comienzan los ruidos, los gritos desde la cerca, las bombas, el ejército responde”.
Roni también afirma que “hubo un momento en que el humo cubrió el kibbutz, pero ahora el espíritu es diferente, pero es triste para mí decirlo, pero los que no viven aquí no entienden lo que significa criar hijos aquí”. Agrega que “invito a cualquiera que no viva a venir aquí por una noche”.
El Centro de Resiliencia en el Consejo Regional de Eshkol cifra un aumento del cien por ciento en las solicitudes de familias para los niños que sufren de ansiedad y estrés postraumático debido a la situación de seguridad en la región. ”Vivimos esta confrontación todos los días”, dice Roni. “No lloramos, no renunciaré a mi kibbutz, este es mi país, amo el país, no renunciaré a mi casa y, si no vivo aquí, vivirán aquí. Defendemos nuestras fronteras, pero queremos vivir con normalidad, como todos los demás, queremos que nuestros niños jueguen en la tarde como todos los demás”.
“Se sientan en casa y de repente una explosión”
La semana pasada, Guy y Riki Teitelbaum, del Kibbutz Kerem Shalom, también intentaron trasladar a uno de los niños del refugio donde duermen regularmente a otra habitación, pero el niño estaba muy preocupado: Guy está decidido a quedarse en el kibbutz, pero habla de una experiencia diaria en la que “hay una guerra más allá de la valla que nosotros asimilamos”.
“Nos hemos acostumbrado a estos ruidos en el último año”, dice Guy. “Sentimos que nadie nos toma en cuenta.. Cuando hay un proyectil de mortero, se remece la casa y el alma de nuestros hijos, es difícil de contener y de manejar, nos sentamos en casa y sin previo , de repente una explosión, no entendemos qué es”.
Guy está furioso con el gobierno, y dice que no está haciendo lo suficiente para que los residentes de la vecindad de Gaza vivan tranquilos. “Es muy difícil decirle a los niños que todo está bien, que no tengan miedo, nos quedaremos aquí. En el centro del país no entienden lo que sucede aquí, no nos tienen en cuenta”.
Él dice que los niños ya están entrenados y que toda la comunidad está acostumbrada a esta rutina. ”Comienza con explosiones y luego con cohetes y luego con globos y cometas”, dijo. “Ningún país estaría de acuerdo con eso. Pensé que el gobierno se haría cargo de la tranquilidad aquí. Es como si estuviéramos siendo ignorados. No puede haber un solo misil en el centro, y docenas de objetivos son bombardeados y, en nuestro lugar, cuando cae un misil queda enterrado”.
“En el último año hubo manifestaciones, especialmente los viernes, si bien se detuvo la humareda, escuchamos los gritos y las manifestaciones”.
Los hijos de Ricky duermen en una habitación reforzada. “Tienen miedo de mudarse a otra habitación, esa es nuestra vida”, dice ella. “No es una situación nueva”. Estamos acostumbrados a darles instrucciones de no tocar un globo, una cometa o una maqueta. Hace unos días sacamos a uno de los niños de la sala de seguridad y tuvo miedo”.
“Danos una solución”
Recientemente, los residentes de la periferia lanzaron una campaña pública para exigir a los políticos que participan en las elecciones respondan a la pregunta de qué harán para mejorar la situación de seguridad en la región. Meirav Cohen del Kibbutz Ein Hashlosha es una de las residentes: “Los residentes quieren una solución, los invito a todos a pasar la noche aquí, el lugar más hermoso y de calidad, pero por la noche, escuchan el ruido. Merecemos seguridad, danos una solución”.