Por un momento, pareció que el conflicto Israelo-palestino dominaría la Asamblea General de la ONU y la agenda internacional para el próximo año, pero luego llegaron los discursos del presidente de los EE. UU. Donald Trump y del primer ministro Benjamin Netanyahu, quienes lograron que la atención de los líderes mundiales se centre en el tema de Irán.
Trump dejó en claro que su gobierno planea enfocarse en el problema iraní, al igual que el año pasado, dejó claro que planeaba enfocarse en Corea del Norte.
Al reunirse con Netanyahu en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Trump sorprendió a muchos al respaldar oficialmente la solución de dos estados, y luego volvió a recalcar que él apoyaría cualquier solución que las partes acuerden, y al decir que su administración planea implementar el tan esperado «acuerdo del siglo» en unos pocos meses.
Los estadounidenses aún pueden esforzarse por presentar el acuerdo destinado a resolver el conflicto Israelo-palestino como una transacción de bienes raíces, como lo dijo el propio Trump, pero las posibilidades de ello son escasas, por varias razones.
Primero, en realidad, ya no estamos tratando con una solución de dos estados, sino con una solución de tres estados, a saber, Israel, un estado palestino en Cisjordania y un estado de Hamás en la Franja de Gaza. Este último no va a ninguna parte y es dudoso que sus gobernantes acepten reconciliarse con la Autoridad Palestina liderada por Fatah solo para facilitar el «acuerdo del siglo» de Trump.
En segundo lugar, a pesar de la retórica en contra, los líderes árabes no tienen ninguna intención real de pasar por encima del jefe de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, y aceptar un acuerdo en nombre de los palestinos. Esto lleva a la tercera razón: el liderazgo palestino simplemente no puede tomar las decisiones históricas necesarias.
Abbas definitivamente puede protestar de que «Jerusalén no está a la venta» tanto como él quiere, pero la conclusión es que Trump tiene razón: no hay ninguna razón por la que los Estados Unidos le den a la Autoridad Palestina cientos de millones de dólares en ayuda, solo para que después le falte al respeto en el escenario mundial, al menos tanto como Abbas respeta al presidente ruso Vladimir Putin, quien nunca le ha dado ni un centavo a los Palestinos.
Además, uno debe recordar que los tratados internacionales rara vez reflejan «justicia», y mucho menos la versión de «justicia absoluta» de los palestinos y sus partidarios. La comunidad judía entendió eso en 1948, razón por la cual logró formar un Estado. Esta es la razón por la cual Trump y Netanyahu decidieron enfocarse en Irán en la Asamblea General de la ONU.
El discurso de Netanyahu mostró de nuevo la inteligencia y la destreza operativa de Israel, que una y otra vez hacen que Irán y Hezbolá, su representante regional, sean vulnerables.
El discurso de Trump reiteró que Estados Unidos prometió evitar que Irán se vuelva nuclear y continúe diseminando el terrorismo y el caos en el Golfo Pérsico y Medio Oriente.
Las palabras del presidente estadounidense fueron vinculantes y nadie sabe mejor que él, que su éxito y su posición internacional en el próximo año estarán determinadas, en gran medida, por la forma en que trata con Teherán.
Ante la falta de una buena respuesta a las acusaciones formuladas contra ellos en la Asamblea General de la ONU, el Ministro de Relaciones Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif, recurrió a una retórica familiar y dijo que el Holocausto no justificaba el establecimiento del Estado de Israel en tierra palestina.
El líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, por su parte, optó por una sugerencia más «elegante», diciendo: «No deseamos luchar, destruir o arrojar a nadie al océano. Llamamos a los Israelíes, de la manera más civilizada. De ser posible, que aborden aviones o barcos y regresen a los países de donde vinieron».
«Solo los judíos que vivieron en Palestina antes [de la Declaración de Balfour] podrán quedarse aquí. El resto, los que vinieron de todo el mundo, tienen que irse».
Estas declaraciones son otra buena razón por la cual Irán y sus aliados deben ser detenidos. Sería prudente que los líderes europeos presten atención antes de apresurarse a apaciguar a Irán.
Eyal Zisser es profesor en el Departamento de Historia de Oriente Medio en la Universidad de Tel Aviv.