WASHINGTON, Estados Unidos (AFP) – La orden de ataque aéreo del presidente estadounidense Donald Trump contra un grupo de milicianos iraquíes apoyado por Teherán, después de resistirse a tomar represalias contra Irán durante meses, envió el domingo un claro mensaje de que matar a estadounidenses era su línea roja.
Pero los expertos advirtieron que, lejos de ser disuadidos, Irán podría encontrar que esa línea indica que hay espacio para que ellos continúen el tipo de actividades de provocación que dispararon las tensiones en la región del Golfo durante todo el 2019.
Y con Trump enfrentando una lucha por la reelección en 2020, algunos dijeron que Teherán podría incluso intensificar sus acciones para desafiar la promesa del presidente de retirar las tropas estadounidenses de Oriente Medio.
Funcionarios estadounidenses dijeron el lunes que Trump había ejercido una “paciencia estratégica” durante el año pasado ante la intensificación de las actividades militares de Irán en la región, desafiando a Estados Unidos y sus aliados.
Pero dijeron que la muerte el viernes de un contratista civil estadounidense en Kirkuk en un ataque con cohetes de Katib Hezbolá, o las Brigadas de Hezbolá, una milicia apoyada por Irán, forzó la mano de Trump.
Al menos 25 miembros del grupo murieron en ataques de represalia de Estados Unidos el domingo en cinco de sus bases en Irak y Siria.
“El presidente ha mostrado mucha moderación”, dijo Brian Hook, el Representante Especial del Departamento de Estado para Irán, a los periodistas el lunes.
“Esperábamos que Irán no calculara mal y confundiera nuestra moderación con debilidad. Pero después de tantos ataques, era importante que el presidente dirigiera nuestras fuerzas armadas para que respondieran de una manera que el régimen iraní entendiera”.
Irán “empujó los límites”.
Trump reflexionó y luego aplazó varias veces este año las represalias contra Irán por sus ataques a petroleros extranjeros, el derribo de un avión teledirigido estadounidense y el descarado ataque con aviones no tripulados y misiles en septiembre contra plantas petroleras en Arabia Saudita, que se llevó casi la mitad de la producción de petróleo de Riad.
En cada ocasión, el líder estadounidense recurrió a más sanciones económicas, a pesar de que éstas tuvieron un impacto poco visible en las expansivas operaciones militares regionales de Teherán.
Desde octubre, las Brigadas de Hezbolá, que según el Pentágono tienen el apoyo del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria iraní, llevaron a cabo unos 11 ataques con cohetes contra instalaciones en Irak donde están presentes las fuerzas estadounidenses y de la coalición.
Pero hasta este fin de semana la respuesta ha sido mínima.
Lo que cambió fue la muerte de un estadounidense, lo que “empujó los límites”, dijo el lunes el secretario adjunto del Departamento de Estado David Schenker.
“Pensamos que era importante alcanzar un objetivo significativo establecido para enviarles un mensaje muy claro sobre la seriedad con la que nos tomamos las vidas de los estadounidenses”, dijo.
“Esta fue una acción defensiva diseñada para proteger a las fuerzas y ciudadanos estadounidenses en Irak, y también tenía como objetivo disuadir a Irán”, dijo el Secretario de Estado Mike Pompeo a Fox news.
“El presidente Trump ha sido bastante paciente y ha dejado claro, al mismo tiempo, que cuando las vidas de los americanos estuvieran en riesgo, responderíamos”.
Con los ataques aéreos del domingo, Schenker subrayó que Washington tiene como objetivo disuadir a Irán, pero no busca intensificar el conflicto entre los dos países.
Pero los expertos advirtieron que Teherán podría recibir un mensaje diferente: que, mientras los americanos no estén directamente heridos, podría impulsar sus actividades encubiertas.
Richard Haass, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores, dijo que el creciente peso político de Irán en Irak y el objetivo de Trump de reducir la huella del Pentágono en Oriente Medio bien podrían hacer que Bagdad presionara a Estados Unidos para que se retirara.
Martin Indyk, ex embajador de Estados Unidos en Israel, dijo que Irán podría percibir una oportunidad para provocar aún más a Washington, sabiendo dónde está la línea roja de Trump.
“Las consecuencias de los ataques contra los representantes iraníes en un año electoral en Estados Unidos es que los iraníes creen ahora que son dueños de los peldaños más altos de la escalera de la escalada”, dijo en Twitter.
“Si las tropas estadounidenses en Irak son atacadas, Trump tendrá una elección odiosa: otra guerra [en Oriente Medio] o retroceder”.