La denominada “causa palestina”, nada más que una monumental farsa sustentada por los fondos de la ONU, se desmorona bajo el peso de su propia incoherencia.
Desde el 7 de octubre de 2023 hasta el 19 de enero de 2024, han nacido 20,000 bebés en la Franja de Gaza. Este dato no es un mero recuento demográfico; es el espejo de una trama mucho más oscura.
En sus obsesivos y fallidos intentos por aniquilar al Estado judío mediante la guerra, los enemigos de Israel fraguaron el relato de los “refugiados palestinos”. La ONU asumió el rol de director de orquesta de esta estratagema.
La causa se remonta a 1948, cuando 700,000 árabes, desplazados por guerras genocidas emprendidas por sus propios correligionarios, se transformaron en la pieza angular de un renovado plan: borrar demográficamente al Estado de Israel.
El absurdo se magnifica con la política de la agencia UNRWA de la ONU, que perpetúa el estatus de “refugiado”, transfiriéndolo de padres a hijos ad infinitum. Hoy, más de 6 millones de personas son etiquetadas como “refugiados palestinos con derecho a retorno”, una artimaña para diluir demográficamente a Israel.
Pero este engaño, esta “causa palestina”, necesita combustible: el dinero. La UNRWA, parásito que se alimenta de los fondos de los países miembros de la ONU, ve en cada nacimiento en Gaza una excusa para perpetuar su existencia y seguir recibiendo donaciones. Así, los 20,000 nacidos recientes se convierten en argumentos frescos para seguir mendigando recursos.
Y aquí nos enfrentamos a la perversidad en su máxima expresión: en connivencia con Hamás, los fondos son derrochados en infraestructuras terroristas, en la impresión de material educativo que exalta el yihadismo y el asesinato de judíos, y que calumnia a Israel, presentándolo como una nación ilegítima, cuyos habitantes son descendientes de cerdos.
La UNRWA no es más que el brazo logístico de Hamás, un engranaje vital en su maquinaria de terror, cuyo fin explícitamente declarado es el exterminio del pueblo judío. Sus instalaciones y recursos no solo benefician a los terroristas en Gaza, sino que también engrasan las ruedas del corrupto gobierno de Mahmoud Abbas en la Autoridad Palestina.
Aunque algunos países han empezado a cerrar sus billeteras a esta fábrica de falsos refugiados y perpetuadores de una fraudulenta “causa palestina”, el paso siguiente es imperativo: declarar públicamente a la UNRWA como lo que es, un disfraz de Hamás y su agenda genocida contra Israel.