Qatar y Egipto han presentado una propuesta de alto el fuego de seis semanas en Gaza, con el objetivo de liberar a todos los civiles rehenes retenidos por Hamás. Esta pausa en las hostilidades ya ha recibido una acogida inicial favorable por parte de Israel y está en proceso de evaluación por el grupo terrorista Hamás, informan fuentes cercanas a las negociaciones.
El plan contempla la liberación de terroristas palestinos detenidos en Israel, siguiendo una proporción de tres terroristas por cada rehén civil. Además, se prevé un repliegue temporal de las fuerzas israelíes de las áreas densamente pobladas de Gaza, junto con un incremento sustancial en la asistencia humanitaria dirigida a la región.
La propuesta se presenta como un “marco” elemental, estructurado en un documento conciso de dos o tres páginas con puntos clave. Tras el periodo inicial de seis semanas, se contempla la posibilidad de extensiones adicionales, durante las cuales se liberarían tanto a militares israelíes capturados como a los cuerpos de rehenes muertos, en un intento de los negociadores por establecer un alto al fuego permanente. Actualmente, según fuentes israelíes, hay 109 rehenes, incluyendo ancianos y niños, y los restos de 27 personas.
El director del Mossad israelí, David Barnea, y Ronen Bar, jefe del Shin Bet, participaron en las negociaciones en París, donde se finalizó el borrador de este marco. También estuvieron presentes figuras internacionales clave, como William J. Burns de la CIA, Abbas Kamel de Egipto y el primer ministro qatarí, Mohammed bin Abdulrahman Al Thani.
Egipto ha sido el encargado de transmitir la propuesta a Hamás, cuyos líderes militares, se cree, se encuentran en Gaza. Posteriormente a las negociaciones en París, el primer ministro qatarí se dirigió a Washington para reunirse con el secretario de Estado, Antony Blinken y con Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca. Desde la Casa Blanca, Sullivan ha instado a hacer todo lo posible para asegurar la pronta liberación de los rehenes, incluyendo a los ciudadanos estadounidenses, que se estima son alrededor de media docena.
Las fuentes, que prefirieron mantenerse en el anonimato debido a la sensibilidad de las conversaciones en curso, remarcaron que cualquier acuerdo definitivo necesitará tiempo para materializarse. A pesar de que Israel ha dado su visto bueno preliminar al marco general, se anticipa que surgirán discrepancias significativas durante la negociación de los detalles y compromisos específicos.
“Para avanzar”, expresó un alto funcionario, “se necesitan muchos detalles”.
En noviembre del año pasado, se intentó una estrategia similar para detener los combates en Gaza, consistente en un intercambio de rehenes por terroristas presos. Durante una tregua de siete días, Hamás liberó a 105 civiles israelíes, incluyendo mujeres y niños, y a algunos ciudadanos extranjeros que seucestró el 7 de octubre. Aunque se anticipaban más liberaciones en fases posteriores, las hostilidades se reactivaron rápidamente debido a que Hamás no cumplió con todo lo acordado y reinició el lanzamiento de cohetes.
A finales de diciembre, los negociadores israelíes mostraron interés en reanudar las negociaciones, especialmente tras un trágico incidente en el que las Fuerzas de Defensa de Israel causaron la muerte accidental de tres rehenes israelíes en Gaza. Uno de los principales desacuerdos en las negociaciones fue la duración de la pausa en los combates: Hamás exigía un cese del fuego indefinido, mientras que Israel proponía una solución temporal de varios meses.
La nueva propuesta enfrenta múltiples desafíos. Por ejemplo, aún no está claro cuántos soldados israelíes permanecen como rehenes en Gaza. Israel sostiene que Hamás capturó a 253 rehenes en su mortífero ataque del 7 de octubre, en el que masacraron a unas 1.200 personas. Las actuales negociaciones no incluyen la liberación de soldados israelíes en la próxima liberación de rehenes por parte de Hamás.
La selección de los terroristas palestinos que Israel excarcelaría sigue siendo un punto de incertidumbre. Durante la última pausa, Hamás acusó a Israel de no cumplir con su compromiso de liberar a terroristas de mayor edad, optando en su lugar por jóvenes recientemente detenidos. Israel, por su parte, acusó a Hamás de violar el acuerdo al atacar con cohetes.
Ambas partes han establecido posiciones públicas que parecen inamovibles. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, afirmó rotundamente que no retirarán las FDI de Gaza ni liberarán a miles de terroristas, declarando su intención de lograr una “victoria absoluta”. Esta postura es compartida por miembros del gobierno de coalición, quienes han amenazado con renunciar si se acuerda la liberación de miles de terroristas, lo que podría desestabilizar el gobierno actual. Netanyahu y su coalición también han criticado a Qatar, el principal mediador con Hamás, acusándolo de estar alineado con los terroristas y de financiarlos.
Por su parte, Hamás muestra una postura intransigente. Aunque sus líderes ideológicos se desplazan libremente por la región y mantienen comunicación con los miembros en Gaza, son los líderes militares, encabezados por Yahya Sinwar, quien figura en la lista de objetivos de Israel y se cree oculto en túneles en el sur de Gaza, los que realmente dictan las decisiones.
La comunicación entre los líderes de Hamás fuera y dentro de Gaza sigue siendo un enigma, agravado por la frecuente interrupción de las señales de telefonía móvil y WiFi en la región. Las decisiones, una vez tomadas, varían en tiempo para ser comunicadas, lo que añade una capa adicional de complejidad a las negociaciones.
En este contexto, los líderes ideológicos de Hamás han delineado públicamente condiciones para un acuerdo que probablemente excedan lo que Israel estaría dispuesto a aceptar. Israel ha sido claro en su postura de no considerar un alto el fuego total o cesar sus ataques contra Hamás hasta haber alcanzado su objetivo de desmantelar al grupo terrorista y rescatar a todos los rehenes.
Taher al-Nunu, alto cargo de Hamás y asesor de Ismail Haniyeh, ha establecido criterios específicos para cualquier acuerdo. Estos incluyen un “cese completo de la agresión en Gaza”, la retirada total de las fuerzas israelíes de la región sin establecer zonas tampón, y un aumento significativo de la ayuda humanitaria. Estas demandas son consideradas como condiciones previas para discutir seriamente sobre la liberación de rehenes. Hamás está dispuesto a un proceso escalonado, pero insiste en que cualquier fase debe incluir un alto el fuego.
Al-Nunu también mencionó la creciente preocupación de la administración estadounidense, influenciada por las amenazas a los intereses estadounidenses en regiones clave y por las próximas elecciones en EE. UU. Según él, las negociaciones sobre los terroristas presos comenzarían una vez establecido el alto el fuego, y aún no se han discutido detalles como nombres y cifras.
Mohammad Nazzal, otro alto cargo de Hamás, resaltó en Al Jazeera que sin una retirada completa de las fuerzas israelíes de Gaza, la nueva propuesta no sería aceptable.
Además de las negociaciones sobre la liberación de rehenes por la excarcelación de terroristas palestinos, los mediadores también están aprovechando para abordar el marco de un acuerdo para la Gaza posguerra. Estas conversaciones se llevan a cabo de manera independiente y progresan a un ritmo más lento que las discusiones sobre los rehenes.
Un funcionario familiarizado con las conversaciones sugiere que la estrategia de los mediadores consiste en señalar a Israel que, tras casi cuatro meses de guerra, no todos los rehenes han sido recuperados. Para convencer a Hamás, se les pregunta qué alternativas consideran viables.