El primer ministro israelí, Naftali Bennett, habló con el director general de la empresa matriz de Ben & Jerry’s, Unilever, tras el anuncio del productor de helados el lunes de que boicoteará las ciudades judías de Judea y Samaria.
El martes por la mañana, Bennett y el director general de Unilever, Alan Jope, hablaron por teléfono sobre el boicot de Ben & Jerry, y el primer ministro israelí le dijo a Jope que Israel considera el boicot como una clara medida antiisraelí.
“En lo que respecta al Estado de Israel, esta medida tendrá graves repercusiones, tanto legales como de otro tipo, e Israel actuará agresivamente contra cualquier esfuerzo de boicot a sus ciudadanos”, dijo Bennett a Jope.
El llamamiento se produce después de que el embajador de Israel en Estados Unidos instara a los gobernadores de 35 Estados a activar las leyes anti-BDS de sus respectivos estados contra Ben & Jerry’s.
“Además de las grandes dificultades morales que se derivan de un boicot de este tipo, la política anunciada por Ben & Jerry’s parece desencadenar también posibles ramificaciones legales, basadas en las leyes legisladas por más de 35 Estados, incluido el suyo, destinadas a contrarrestar este tipo de boicots impulsados por el odio”, escribió el embajador Gilad Erdan a los gobernadores.
El lunes, Ben & Jerry’s emitió un comunicado en el que afirmaba que dejaría de vender sus productos en el “territorio palestino ocupado”.
“Creemos que es incompatible con nuestros valores que los helados de Ben & Jerry’s se vendan en el Territorio Palestino Ocupado (TPO). También escuchamos y reconocemos las preocupaciones que comparten con nosotros nuestros fans y socios de confianza”, dice el comunicado.
“Tenemos una larga asociación con nuestro licenciatario, que fabrica los helados Ben & Jerry’s en Israel y los distribuye en la región. Hemos estado trabajando para cambiar esta situación, por lo que hemos informado a nuestro licenciatario de que no renovaremos el acuerdo de licencia cuando expire a finales del próximo año”.