Cientos de manifestantes se reunieron en Jerusalén, exigiendo un aumento en la cuota de inmigración para personas con raíces judías en Etiopía. Esta solicitud surge en medio de un conflicto en la región que amenaza a dicha comunidad.
Exigencias frente a la Oficina del Primer Ministro
La protesta tuvo lugar frente a la Oficina del Primer Ministro tras el traslado de más de 200 personas desde Gondar, Etiopía, a Israel la semana pasada. Los manifestantes piden más vuelos para facilitar la inmigración, ya que consideran que la situación en Etiopía pone en peligro la vida de muchos con ascendencia judía.
Esta movilización forma parte de un esfuerzo continuo para llevar a Israel a los descendientes de judíos etíopes convertidos al cristianismo en el siglo XIX y a algunos de sus familiares, conocidos como Falasha o Falash Mura, términos que a veces se perciben como despectivos.
Los falasha se distinguen de los judíos etíopes conocidos como Beta Israel, cuya inmigración ya se completó. La inmigración de los falasha se realiza bajo ciertas condiciones y regulaciones gubernamentales, incluyendo la conversión ortodoxa al judaísmo.
La situación de los Falasha y Beta Israel en Etiopía e Israel
En Israel, hay aproximadamente 160,000 personas con raíces etíopes, de las cuales unas 95,000 nacieron en Etiopía. De estos inmigrantes, 75,000 son Beta Israel y el resto son Falasha. Otros miles de falasha aún esperan en Etiopía para emigrar a Israel.
Algunos Falasha en Etiopía han formado comunidades para preservar su herencia judía, incluso construyendo la Sinagoga Hatikvah con la ayuda de donantes judíos. La campaña para aumentar la inmigración de Falasha cuenta con apoyo y oposición dentro de la comunidad judía etíope en Israel.
El gobierno ha negado acusaciones de racismo en el bloqueo de la inmigración de los Falasha, y algunos activistas etíopes también se han pronunciado en contra de la campaña, argumentando que podría conducir a la inmigración de no judíos a Israel.
Paralelismos y diferencias en la inmigración
La situación de los judíos etíopes ha sido comparada con la de los ucranianos que han emigrado a Israel tras la invasión rusa y la guerra. Sin embargo, este paralelismo ha sido rechazado por algunos, incluido el activista comunitario Ayanau Fareda Sanvatu, quien sostiene que las circunstancias son diferentes y que no hay ningún paralelismo en los casos.
La inmigración de ucranianos se realiza al amparo de la Ley del Retorno, mientras que los etíopes no tienen ese derecho. La complejidad de la situación ha generado tensiones en la comunidad y diferentes puntos de vista sobre la política de inmigración de Israel en relación con los etíopes.