Un día después de obtener el visto bueno presidencial para formar gobierno, el líder de Yesh Atid, Yair Lapid, prometió que intentará formar un gobierno que atienda la necesidad de calma de los israelíes, afirmando que esa “unidad no es un compromiso, es un objetivo; es lo que el país necesita ahora”.
Lapid, cuya única esperanza de formar gobierno es convencer a los legisladores de derecha de Yamina y Nueva Esperanza para que se sienten junto a partidos de izquierda como Meretz, afirmó que las advertencias del primer ministro Benjamin Netanyahu sobre la peligrosidad de una coalición de este tipo tenían como objetivo “fomentar las divisiones y desprestigiar”.
Netanyahu ha advertido en repetidas ocasiones que Lapid y otros miembros de la izquierda estarían haciendo retroceder los logros alcanzados por su gobierno en la última década al hacer concesiones territoriales a los palestinos y comprometer la seguridad colectiva de los israelíes.
Lapid afirmó que “Netanyahu está tomando el camino más bajo posible, y deshonrándose a sí mismo y a su cargo”.
“Este va a ser un gobierno complicado, pero tendrá un objetivo sencillo: sacarnos de la crisis. De la crisis del coronavirus, de la crisis económica, de la crisis política, de nuestra crisis interna”.
Afirmó que las diferentes diferencias ideológicas de su posible coalición no se superarán de la noche a la mañana, pero “no vamos a limar asperezas si seguimos peleando. Las luchas internas nos debilitan, nos estancan y nos hacen más difícil afrontar los retos de seguridad y promover nuestra economía y educación”.
“El plazo de Netanyahu para formar gobierno expiró el martes, por lo que Lapid tuvo una oportunidad. Pero Lapid, al igual que Netanyahu, podría no tener suficientes aliados en la Knesset para jurar un gobierno, y si no lo consigue en el plazo previsto, lo más probable es que la Knesset tenga que convocar otras elecciones anticipadas, a menos que se encuentre un compromiso entre los dos bloques principales”.