El ministro de Finanzas, Avigdor Liberman, jefe del partido Yisrael Beytenu, dijo el jueves que no se sentará con el líder de la oposición, Benjamín Netanyahu, en ningún gobierno futuro. Mientras, la tambaleante coalición, que lucha por reunir una mayoría para una pieza legislativa clave en su última crisis, parece estar cada vez más cerca de un colapso.
“Por lo que a mí respecta, no hay ninguna posibilidad de que me siente con Netanyahu en ninguna constelación, ni como primer ministro, ni como socio de gobierno”, dijo Liberman en una entrevista con la emisora pública Kan.
Liberman dijo que los socios políticos de Netanyahu, los partidos Shas y Judaísmo Unido de la Torá, y los legisladores Bezalel Smotrich e Itamar Ben Gvir, estaban “fuera de discusión”.
La coalición ha estado al borde del abismo desde que la legisladora Idit Silman renunció a principios de abril, despojando al gobierno de su mayoría. Los informes de esta semana han indicado que la coalición carece de los votos necesarios para renovar la ampliación del derecho civil y penal a los israelíes que viven en Judea y Samaria, en la última prueba del frágil gobierno.
Mientras tanto, una encuesta realizada la semana pasada indicaba que la oposición liderada por Netanyahu está ganando terreno entre los votantes, y cada vez está más cerca de poder asegurar una mayoría en la Knesset. Los informes también afirmaban que el partido Nueva Esperanza del ministro de Justicia, Gideon Sa’ar, estaba en conversaciones con el Likud de Netanyahu para formar un gobierno. Sa’ar rechazó el miércoles esos informes como “noticias falsas”.
Sa’ar encabeza el proyecto de ley para renovar una medida de emergencia que extiende el derecho penal israelí y ciertas leyes civiles clave -como el impuesto sobre la renta y el seguro de salud- a los israelíes que viven en Judea y Samaria.
Aunque Israel no se ha anexionado Judea y Samaria, la medida garantiza que los judíos que viven allí sean tratados como ciudadanos de pleno derecho en la mayoría de los asuntos, sin extender esas mismas disposiciones legales a los palestinos. Promulgada originalmente tras la Guerra de los Seis Días de 1967, la ley sigue siendo una “medida de emergencia” que debe renovarse cada cinco años. Aprobada por última vez en 2017, expira a finales de junio.
Sa’ar advirtió a principios de esta semana que el futuro del gobierno podría depender de la aprobación del técnico, pero controvertido proyecto de ley.
El partido islamista Ra’am de la coalición parece ser el único que se opone al proyecto de ley. Aunque la emisora pública Kan informó de que el presidente de Ra’am, Mansour Abbas, lo apoyaría, no estaba claro si el resto del partido lo respaldaría. Incluso si lo hace, solo sumaría 60 votos, insuficientes para aprobar la ley si todos los diputados de la oposición votan en contra.
Aunque el bloque religioso aliado del Likud dentro de la oposición apoya la renovación en principio, ha prometido no votar con la coalición para aprobarla, habiendo prometido oponerse a cualquier legislación patrocinada por el gobierno, independientemente de su contenido en su intento de hacer caer al gobierno.
Liberman elogió a Abbas durante la entrevista del jueves.
“Dice en voz alta: ‘Soy parte de este lugar y quiero ser parte de la sociedad’. Esto es grandioso, desde mi punto de vista”, dijo Liberman sobre el líder de Ra’am.
Liberman también atacó a la facción de mayoría árabe Lista Conjunta, que está en la oposición, pero no está alineada con el bloque de Netanyahu.
“No quieren ser israelíes y no quieren ser ciudadanos de Israel”, dijo Liberman.
Liberman comenzó su carrera política bajo el ala de Netanyahu, pero ha sido un enemigo acérrimo del ex premier durante años y se ha negado a unirse a él en una coalición en el pasado.
Un sondeo del Canal 12 realizado la semana pasada reveló que el bloque de Netanyahu obtendría 59 escaños si las elecciones se celebrasen hoy, lo que le situaría cerca de la mayoría en la Knesset de 120 escaños, pero sugiere un mayor estancamiento político si el gobierno se hunde. Israel ha pasado por cuatro elecciones desde 2019, mientras los bloques opuestos luchan por formar una sólida mayoría en la Knesset.
La encuesta también encontró que la mayoría de los israelíes piensan que el gobierno actual colapsará dentro de seis meses, y que más israelíes apoyan a Netanyahu para primer ministro que cualquier otro candidato.