Dirigentes de los consejos locales del norte de Israel manifestaron su indignación ante la posible tregua con Hezbolá, cuestionando la seguridad que ofrece el acuerdo para los residentes de la región.
El alcalde de Metula, David Azoulay, expresó al Canal 13: “No se rindan ante el terrorismo. No firmen este vergonzoso acuerdo. Es un acuerdo triste, una rendición del gobierno israelí a Hezbolá, un brazo de Irán”. Azoulay también destacó que la amenaza persiste y que no permitirán regresar a la situación vivida en el norte el 7 de octubre.
Azoulay señaló que el 70 % de las viviendas en Metula han sufrido daños. Aseguró que los residentes no deberían volver mientras no se garantice una seguridad real. “La reconstrucción tomará al menos dos años. Mientras no haya una seguridad concreta, no una simple ‘sensación de seguridad’, haremos todo lo posible para no regresar”, agregó.
Por su parte, Eitan Davidi, presidente del Moshav Margaliot, criticó en el Canal 12 que el acuerdo dependa del Líbano para garantizar la seguridad de Israel, al no incluir una zona de amortiguación supervisada por las FDI. “Es inadmisible que los residentes del norte, que abandonaron sus hogares durante más de un año, tengan que volver a vivir junto a Hezbolá como vecinos”, afirmó.
En declaraciones a Radio 103FM, Davidi advirtió sobre el peligro que representan las fuerzas de élite de Hezbolá, indicando que “la masacre en el sur [el 7 de octubre] palidecerá en comparación con lo que ocurrirá aquí”. Consideró que regresar sin seguridad podría derivar en tragedias aún mayores en el futuro.
Fuentes militares comunicaron al primer ministro Benjamin Netanyahu que los objetivos contra Hezbolá en el Líbano han sido cumplidos en gran medida. Netanyahu tiene previsto reunir al gabinete de seguridad hoy en Tel Aviv para discutir un alto el fuego de 60 días con el grupo terrorista.
Desde el 8 de octubre de 2023, Hezbolá ha atacado diariamente comunidades israelíes y posiciones militares a lo largo de la frontera, justificando sus acciones como apoyo a Gaza en medio de la guerra. Unos 60.000 residentes del norte fueron evacuados poco después del ataque de Hamás, ante el temor de un ataque similar por parte de Hezbolá. Israel continúa trabajando en una operación terrestre para garantizar el regreso seguro de estas personas.