“A principios de este año, pensábamos que la IAF tendría que reducir sus operaciones en Oriente Medio, pero la realidad lo dictaba de manera diferente”, dijo recientemente un alto oficial de la Fuerza Aérea de Israel (IAF) a Israel Hayom.
El Cnel. G., comandante de la Base Aérea Ramón, al suroeste de Beer Sheba, desde la que se embarcan un número considerable de misiones ofensivas de la IAF, dijo que, desde el punto de vista operativo, “este ha sido uno de los años más intensos que hemos tenido desde el inicio de la campaña de entreguerras. Hemos montado cientos de ataques”.
La “campaña de entreguerras” es un concepto estratégico empleado por las FDI que abarca una serie de esfuerzos militares y de inteligencia encubiertos y de baja intensidad para evitar que los estados enemigos y las organizaciones terroristas se fortalezcan. Este esfuerzo se centra principalmente en interrumpir el aumento de la fuerza del eje chiíta iraní en todo el Oriente Medio.
Según G., mientras que a los militares les gustaría reducir el alcance de sus actividades, “el ritmo al que operamos se deriva de los desafíos planteados por la otra parte”.
Al comentar sobre los ataques aéreos israelíes, tanto confirmados como presuntos, en Siria, G. señaló que “solo en el último año, el número de misiles tierra-aire disparados desde Siria contra aviones israelíes ha superado su número en las guerras. Han disparado cientos de misiles, todo lo que tienen”.
En cuanto a la posibilidad de que el sistema ruso de defensa aérea S-300, que fue entregado a Siria a principios de este año, impida el margen operativo de la IAF en el sector norte, G. dijo que cree que “si es necesario, también sabremos cómo manejarlo. Naturalmente, tenemos que asegurarnos de que no viole nuestra libertad operativa”.
Señaló que ha habido casos en que la IAF ha abortado misiones en ruta porque aviones rusos habían cruzado el espacio aéreo de destino, una lección aprendida del incidente de 2018 en el que las defensas aéreas sirias derribaron un avión ruso mientras intentaban contrarrestar el lanzamiento de misiles israelíes.
Al comentar la controversia sobre la necesidad de la “campaña de entreguerras”, dijo que el abandono de esta estrategia podría poner en peligro la libertad operativa de la IAF.
“No sé si podríamos reunir [inteligencia] en el Líbano como lo hacemos si no hubiéramos estado operando de esta manera desde 2013. Si ellos [el ejército libanés] estuvieran equipados con sistemas de defensa aérea y de repente decidieran que no lo permitirían más, sería difícil. Actualmente no tienen esa capacidad”.
Por otra parte, dijo, “el objetivo principal de esta estrategia, incluso a costa de un fracaso operativo, es evitar la guerra. Si vamos a la guerra, entonces algo ha salido mal porque eso no era lo que pretendíamos hacer, excepto en un caso en el que se ha cruzado una línea roja”, dijo.
Esta “línea roja” se refiere principalmente al intento de Irán de pasar de contrabando armas avanzadas que cambian el juego a su proxy regional, Hezbolá, que tiene su sede en el Líbano, así como a los esfuerzos de Hezbolá por producir misiles de precisión a nivel local.