La División Sur de las Fuerzas de Defensa de Israel calificó la ofensiva en Hamad, situado en Jan Yunis, de paradigma de innovación táctica en la guerra de Gaza.
En un alarde de precisión y eficacia, las tropas israelíes se hicieron con el control del distrito en apenas un cuarto de hora. Bajo la dirección de la 98ª Brigada, el contingente israelí no solo consolidó rápidamente un triunfo operativo, sino que también detuvo a dos figuras preeminentes de la cúpula de Hamás.
Innovación y precisión en la estrategia israelí: La toma de Hamad
Tras la Operación Borde Protector de 2014, en la que las FDI centraron sus esfuerzos en aniquilar los túneles y complejos terroristas de Hamás, Tamim bin Hamad al-Thani, emir de Catar, se comprometió a financiar la reconstrucción de Gaza, donando una cifra millonaria.
Estos fondos hicieron posible la construcción de “Hamad City”, un complejo residencial de lujo en Jan Yunis, que incluía 124 edificios de seis plantas, con un total de 1.060 viviendas, además de una mezquita, dos centros educativos y zonas verdes. Con los fondos adicionales se facilitó la construcción de un hospital.
Los dirigentes de Hamás y sus asociados ocuparon este suntuoso barrio, que posteriormente quedó devastado tras la incursión terrestre de las FDI, cuyo objetivo era desmantelar la infraestructura terrorista de la localidad.
En el momento álgido de las incursiones de las FDI en Jan Yunis a principios de año, el Shin Bet (Agencia de Seguridad de Israel) descubrió un grupo de miembros estratégicos de Hamás escondidos en “Hamad City”, que proporcionaron información crucial sobre la región, la infraestructura militar de Hamás y datos sobre rehenes.
Las autoridades del Shin Bet informaron a la División Sur de la presencia de más de 10.000 palestinos en la zona, que creían estar protegidos de los ataques por diversas razones, entre ellas el patrocinio qatarí y el hecho de que las FDI se abstuvieran anteriormente de operar allí, salvo en los ataques aéreos iniciales.
“Éramos conscientes de la importante presencia de combatientes y de la valiosa información de inteligencia que podíamos obtener”, comentó un oficial que participó en la planificación del asalto al distrito.
La estrategia para el distrito fue esbozada al Brig. -Gen. Dan Goldfus, el Coronel de la Brigada Givati Liran Batito, el Coronel de la 7ª Brigada Elad Tzuri y el Comandante de la Brigada Coronel Omer Cohen, sentando las bases para el éxito de la operación.
El Shin Bet señaló que, aunque los elementos terroristas remanentes no estaban estructurados en formaciones tradicionales, contaban con un liderazgo cualificado y considerables recursos de combate, incluida la red de túneles.
Operación Hamad: Precisión y estrategia contra la amenaza encubierta
“Los estrategas militares identificaron la capacidad operativa de los insurgentes en Hamad como limitada para una ofensiva coordinada contra las fuerzas de defensa, a pesar de suponer una amenaza real mediante el uso de misiles antitanque, munición explosiva, fusiles de precisión y posiciones defensivas estratégicas, incrustadas en el entorno urbano y armadas hasta los dientes”, señaló un oficial de seguridad que acompañaba la incursión.
Los combatientes, aunque en ocasiones se reunieron en el mismo edificio, no actuaron de forma concertada, optando por ponerse a cubierto bajo el supuesto de que el distrito no sería objetivo directo de las FDI.
La estrategia de asalto fue articulada por Goldfus. Tras obtener la aprobación de los mandos de las unidades para la agilidad y precisión necesarias, las fuerzas especiales, incluido el Shayetet 13, realizaron ejercicios de simulación en zonas de construcción de Ofakim y Netivot.
“El planteamiento táctico exigía un ataque rápido desde múltiples frentes, incluido un cerco efectivo, con coordinación y sincronización inmediatas, lo que exigía precisión”, explicó un funcionario de seguridad.
Goldfus determinó que, a pesar del interés en preservar la confidencialidad de la operación, unidades de tanques de la 7ª Brigada y vehículos de reconocimiento Givati participarían desde el principio para maximizar el impacto contra los combatientes ocultos. Se designaron puntos específicos para garantizar la rápida llegada de las tropas en menos de veinte minutos.
Un comandante describió el intenso bombardeo previo al asalto. “Si no estabas allí, si no observabas el fuego en primera línea, no podías apreciar su precisión”. Egoz avanzó durante el clímax de la primera fase de la operación.
La sinergia entre el ataque terrestre y el fuego de apoyo eliminó cualquier posibilidad de huida de los combatientes, incluso a través de las rutas subterráneas. En el momento de la reacción, ya era demasiado tarde.
Estrategia y coordinación en la conquista de Hamad: Un Asedio Ejemplar
La operación de cerco se completó en quince minutos, una eficacia elogiada posteriormente por el Mando Sur.
Las unidades de operaciones especiales establecieron rápidamente posiciones seguras, lo que permitió el despliegue de drones equipados con potentes altavoces, que instaron a los palestinos a dirigirse hacia el sur, hacia una zona designada como “el recinto”. Gracias a esta estrategia de “cerco” se identificó a más de 300 terroristas, entre ellos miembros de Hamás, procedentes de diversas partes de Gaza.
“Cuando los combatientes intentaron huir de las zonas no marcadas como «el recinto», fueron blanco del fuego de tanques o drones”, detalló un alto mando. “Unos veinte terroristas armados cayeron en los primeros veinte minutos. La coordinación entre todas las fuerzas fue impecable. Algunos avanzaron hacia el norte del distrito, apuntando a puntos de concentración enemigos. Se lanzó un bombardeo de siete a seis minutos, que incluyó 55 ataques aéreos. El perímetro quedó completamente cortado”.
El Shin Bet informó de que los combatientes fueron cogidos por sorpresa ante la eficaz penetración de las IDF en el núcleo del barrio. Se suponía que la zona estaba vacía de civiles, tras una operación de evacuación que reubicó a los residentes de Jan Yunis en refugios de Rafah y más al sur del río Gaza.
La incursión en los edificios fue precedida de un meticuloso trabajo de inteligencia por parte de los agentes del Shin Bet, que dirigían las fuerzas sobre el terreno.Principio del formulario
Inteligencia precisa: La clave del éxito en la incursión de Hamad
Los estrategas se reunieron con informadores sobre el terreno y analizaron dos mapas, uno en hebreo y otro en árabe, para extrapolar datos cruciales sobre las actividades en el interior de los edificios. Identificaron puntos de interés, que luego fueron traducidos y contextualizados por los investigadores del Shin Bet, lo que permitió a los coordinadores guiar con precisión a las fuerzas de los comandos. Las evaluaciones periódicas de la situación se comunicaban a las tropas, enriqueciendo su comprensión del terreno. “Así, cada unidad era informada sobre su objetivo: la localización exacta, el número de adversarios, su arsenal y la ubicación de los explosivos. La presencia de RPG y minas variaba según las zonas, lo que facilitaba un rápido cerco”, declaró un alto mando.
A pesar de las críticas a la rapidez de los avances en Jan Yunis, se optó por una táctica de toma de edificios por fases, incorporando ingeniería con maquinaria pesada, reconocimiento con drones y perros de asalto, seguido de incursiones armadas y verificación visual.
En algunas situaciones, los adversarios se rindieron a los perros de asalto, mientras que en otras se iniciaron intercambios de disparos. Los combates se concentraron inicialmente en zonas densamente pobladas, escalando a combates cuerpo a cuerpo. Las unidades de reconocimiento, como Givati, Maglan, Egoz y Shayetet 13, encontraron resistencia armada, incluidos misiles antiaéreos y minas.
“Los combates cuerpo a cuerpo terminaron a menudo con adversarios neutralizados por nuestro fuego directo, mientras que en otros casos se solicitó apoyo de tanques, aviones o misiles. Algunos fueron abatidos en apartamentos. Si intentaban huir a los tejados, eran blanco de helicópteros de ataque. Casi sesenta adversarios cayeron en combate cuerpo a cuerpo”, declaró un oficial de la 98ª Brigada. “Fue un enfrentamiento multidisciplinar que integró artillería, ingeniería, infantería, comandos, aviación e inteligencia”.
Sinergia en el campo de batalla: La combinación letal de fuerzas en Hamad
La coordinación aérea se dividió en operaciones tácticas estratégicas y urgentes. Los mandos de las unidades de combate delinearon los objetivos aéreos con al menos 24 horas de antelación, totalizando más de 150 objetivos durante la operación. Paralelamente, las solicitudes urgentes de ataques aéreos fueron atendidas en menos de veinte minutos por los mandos de las brigadas, a pesar de las críticas iniciales sobre la limitada disponibilidad aérea.
“Los hallazgos en los edificios variaron enormemente. Algunos albergaban arsenales comparables a depósitos de armas, incluyendo una amplia gama de armamento, explosivos y misiles, ocultos tras estructuras y mobiliario. En ciertos lugares, nos enfrentamos a grupos de hasta treinta adversarios, mientras que en otros, nos encontramos con individuos aislados”, compartió el oficial.
“Algunos apartamentos eran auténticas trampas explosivas. En un incidente, un adversario detonó una bomba al confundir nuestra actividad de ingeniería con la presencia de combatientes, destruyendo por completo el apartamento. Intentaron camuflar explosivos en lugares estratégicos para atacarnos. En situaciones extremas, optaron por el combate directo, empleando misiles antitanque y cohetes desde ventanas o corriendo hacia nuestros vehículos para colocar explosivos. La rápida respuesta de nuestras fuerzas neutralizó estas amenazas. La mayoría se rindió al verse superada en número, aunque algunos resistieron hasta el final”.
Heroísmo en Hamad: Salvar vidas en medio del caos
Los comandos de la Brigada Oz demostraron su valentía en circunstancias extremas en la guerra de Hamad. En una acción notable, tras irrumpir en un apartamento del cuarto piso, los soldados se encontraron con una escena desgarradora: una madre y sus hijas estaban siendo utilizadas como escudos humanos por un combatiente enemigo que disparaba indiscriminadamente. Con determinación y precisión, neutralizaron al agresor y prestaron primeros auxilios a la familia afectada, poniendo de relieve el compromiso humanitario incluso en el fragor de la batalla.
El enfrentamiento se extendió a una dimensión subterránea bajo el aparente esplendor del barrio. Túneles excavados estratégicamente bajo estructuras civiles fueron cortados y meticulosamente desmantelados con la colaboración de los servicios de inteligencia en tierra, lo que puso de manifiesto la complejidad del reto al que se enfrentaban las FDI.
La operación en Hamad City no estuvo exenta de sacrificios: dos valientes soldados cayeron y más de veinte resultaron heridos. Este escenario planteó interrogantes sobre la estrategia empleada, a los que los mandos de la 98ª Brigada respondieron con claridad.
La decisión de intervenir directamente era imperativa para proteger a los civiles utilizados como escudos por los terroristas y para conseguir hallazgos cruciales relacionados con prisioneros y desaparecidos, entre ellos el hallazgo del arma personal del teniente coronel Yehonatan Steinberg, heroicamente caído en combate.
Revelaciones en medio de la ruina: Hallazgos que cambian el curso de la guerra
La 98ª Brigada destacó los resultados de su minucioso registro de los apartamentos. Lo que a primera vista podía parecer un simple botín proporcionaba en realidad una información inestimable sobre las tácticas y estructuras enemigas.
Desde un objeto doméstico aparentemente insignificante hasta el dibujo de un niño, cada objeto tenía el potencial de revelar secretos sobre la infraestructura subterránea enemiga, demostrando que el conocimiento detallado del terreno y del adversario es fundamental para la superioridad estratégica.
Para concluir su análisis, un oficial superior de brigada reflexionó sobre la esencia de la guerra contra Hamás y otros grupos terroristas, destacando el desgaste y la desesperación a la que se enfrentan estas fuerzas enemigas. La falta de suministros básicos y la presión constante de los combates minan su resistencia.
Desde esta perspectiva, la perseverancia y la fortaleza moral de Israel emergen como determinantes para el resultado de la guerra, apuntando a una victoria decisiva que podría lograrse con una estrategia paciente y resistente, minimizando así la necesidad de intensos enfrentamientos directos y favoreciendo la rendición de más combatientes enemigos.