En una acción inusual, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) demolieron la casa de un palestino armado que asesinó a un soldado israelí en un puesto de control cerca de Jerusalén en 2023. La vivienda, reconstruida tras una demolición previa en 2024, fue destruida nuevamente durante una operación nocturna en la ciudad de Hebrón.
Abdelqader Qawasmeh, miembro del grupo terrorista Hamás, fue el blanco de esta medida. En noviembre de 2023, Qawasmeh, junto con otros dos atacantes, perpetró un asalto en el puesto de control de los “túneles” en la Ruta 60, al sur de Jerusalén. En el ataque murió el cabo Avraham Fetena, integrante de la Policía Militar israelí.
Israel mantiene una política de demolición de las casas de palestinos acusados de ejecutar ataques mortales. Sin embargo, es excepcional que las autoridades ordenen la destrucción de una vivienda reconstruida tras una demolición anterior.
La práctica de arrasar las residencias de los atacantes se justifica como una medida disuasoria para prevenir futuros actos de violencia. No obstante, diversos funcionarios de defensa israelíes han expresado dudas sobre su efectividad a lo largo del tiempo. Por su parte, organizaciones de derechos humanos condenan esta acción, calificándola como un castigo colectivo que afecta injustamente a las familias de los responsables.