La madrugada del martes, decenas de palestinos murieron en un ataque del ejército israelí dirigido a tres altos operativos de Hamás dentro de una zona humanitaria designada por Israel en el sur de la Franja de Gaza. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) informaron que los aviones de combate atacaron un centro de comando en Jan Yunis, donde se encontraban “terroristas importantes de Hamás”. Según medios palestinos, los ataques ocurrieron en la región de al-Mawasi, en la costa sur de Gaza, al oeste de Jan Yunis.
Las FDI señalaron que los comandantes de Hamás involucrados en el ataque habían desarrollado y ejecutado planes terroristas contra tropas israelíes y civiles. Posteriormente, los militares identificaron a los muertos como Samer Ismail Khader Abu Daqqa, jefe de las fuerzas aéreas de Hamás; Osama Tabash, responsable de vigilancia e inteligencia de la organización terrorista; y Ayman Mabhouh, otro alto oficial de Hamás. Las FDI afirmaron que estos líderes de Hamás participaron en la masacre del 7 de octubre y en otros ataques recientes.
Las FDI subrayaron que tomaron numerosas precauciones para minimizar el daño a los civiles, incluyendo una exhaustiva recopilación de inteligencia y vigilancia aérea antes del ataque. Sin embargo, no confirmaron de inmediato si los tres altos mandos murieron en la operación. Por su parte, las autoridades de Hamás en Gaza afirmaron que el ataque dejó 40 muertos y 60 heridos, cifras que Israel cuestiona.
El ejército israelí expresó dudas sobre la veracidad de las cifras ofrecidas por la Oficina de Información del Gobierno de Hamás, ya que las estadísticas no coinciden con los datos de las FDI y la precisión del ataque. Según las FDI, Hamás continúa utilizando zonas humanitarias y civiles como escudos humanos, desplegando operativos y estructuras militares en dichas áreas.
Los equipos de rescate en Gaza denunciaron que su trabajo se dificultaba por los grandes cráteres provocados por el ataque, que afectaron a tiendas de campaña donde se refugiaban desplazados palestinos. Un portavoz de la defensa civil de Hamás, citado por la agencia Shehab, dijo que familias enteras quedaron enterradas bajo montañas de arena, y que los rescatistas no disponen del equipo necesario para excavar.
Los residentes y personal médico informaron que al menos cuatro misiles impactaron en la zona humanitaria, creando cráteres de hasta nueve metros de profundidad. El servicio de emergencia civil de Hamás también reportó que al menos 20 tiendas de campaña se incendiaron tras el ataque. Un funcionario de emergencias describió el evento como una nueva masacre israelí, mientras los habitantes intentaban desesperadamente rescatar a los heridos en la oscuridad.
Hamás negó la presencia de sus agentes en la zona atacada y calificó las acusaciones israelíes de “mentiras descaradas”. A pesar de la evidencia en su contra, el grupo ha negado repetidamente que utilice a la población civil como escudo.
En meses recientes, las FDI han atacado varias veces posiciones de Hamás situadas en escuelas y otras áreas civiles. El lunes, después del lanzamiento de cohetes desde el norte de Gaza hacia Ashkelon la noche anterior, las FDI instaron a los palestinos en Atatra a evacuar la zona, señalando que había sido advertida en numerosas ocasiones por ser considerada peligrosa debido a los continuos ataques con cohetes.
El domingo por la noche, dos cohetes fueron lanzados hacia Ashkelon; uno fue interceptado y el otro cayó en el mar. Las FDI han emitido repetidas órdenes de evacuación para las áreas desde donde se disparan cohetes hacia Israel en los últimos meses.
La guerra comenzó el 7 de octubre, cuando terroristas de Hamás atacaron comunidades del sur de Israel, matando a 1.200 personas, en su mayoría civiles, y secuestrando a 251 rehenes en Gaza. Hamás asegura que más de 40.000 personas han muerto en los combates hasta ahora, aunque no se puede verificar este número ni se distingue entre civiles y combatientes. Israel estima haber matado a 17.000 combatientes de Hamás y a otros 1.000 terroristas dentro de su territorio.
Israel ha reiterado su esfuerzo por minimizar las bajas civiles, mientras acusa a Hamás de utilizar infraestructuras civiles como hospitales, escuelas y mezquitas para sus operaciones militares. Desde el inicio de la ofensiva terrestre contra Hamás en Gaza y los enfrentamientos en la frontera, el saldo de militares israelíes caídos asciende a 342.