El ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, informó que las fuerzas armadas han incrementado sus operaciones contra Hezbolá, elevando la intensidad de sus ataques a un nivel significativamente alto.
Durante un simulacro de guerra del comité de preparación para emergencias, Gallant destacó que “los aviones de la Fuerza Aérea que vuelan actualmente en los cielos del Líbano llevan bombas más pesadas destinadas a objetivos más lejanos”.
Esta declaración se produce tras un “día intenso en el norte”, en el cual se registró un ataque con cohetes contra el cuartel general del Mando Norte de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), provocando una respuesta contundente de Israel contra Hezbolá. Según Gallant, mientras Hezbolá aumentó su nivel de agresión, Israel respondió con una medida aún mayor, “pero es un escalón de diez”.
El ministro de Defensa subrayó la capacidad de Israel de llevar a cabo ataques no solo a 20 kilómetros de la frontera, sino también a 50 kilómetros de distancia, incluyendo Beirut y otros lugares.
Sin embargo, Gallant aclaró que el objetivo de Israel no es entrar en guerra, sino buscar un acuerdo para el retorno seguro de los residentes del norte a sus hogares. Este comentario se refiere a los 80.000 israelíes desplazados debido a los ataques diarios de Hezbolá.
Gallant enfatizó la disposición de Israel a actuar para garantizar el regreso y la seguridad de sus ciudadanos, señalando que tanto los enemigos como los aliados deben entender la seriedad de sus declaraciones.
La reunión simulada de guerra también contempló escenarios de daños en infraestructuras críticas, como las líneas eléctricas, y desafíos en el transporte de alimentos y evacuaciones médicas complejas, según reportes del Ministerio de Defensa.