Persiste el intercambio de hostilidades entre Israel y Gaza, en el contexto de la guerra contra la organización terrorista islamista Hamás.
El viernes, se reportaron intensos enfrentamientos entre Israel y Hamás, una organización reconocida internacionalmente como terrorista, que controla la Franja de Gaza. Durante el día, Israel continuó sus ataques aéreos, apuntando a infraestructuras y centros de comando de Hamás. Según las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), uno de los ataques ocasionó la eliminación de Mahmoud Sabih, ingeniero de alto rango de Hamás, quien, según afirmaciones, estaba involucrado en el desarrollo de armas y mantenía vínculos con grupos terroristas en el Oriente Próximo.
Paralelamente, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, visitó las tropas estacionadas cerca de la frontera con Gaza, enfatizando la preparación para una posible expansión de la campaña militar. Se observó una movilización considerable de las FDI en la región, anticipando una ofensiva terrestre.
En respuesta, Hamás continuó lanzando cohetes hacia territorio israelí, alcanzando áreas en Ashkelon, Sderot y Ashdod. Varios impactos directos ocasionaron daños materiales; sin embargo, no se reportaron heridos.

En medio de estos eventos, Hamás liberó a dos rehenes estadounidenses, Judith y Natalie Raanan, quienes habían sido capturadas durante ataques previos. La liberación, mediada por Qatar, se atribuyó a “consideraciones humanitarias”.
El mismo día, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, visitó en el lado egipcio del paso fronterizo de Rafah, enfocándose en los preparativos para el envío de ayuda humanitaria a Gaza. Enfatizó la urgencia de la situación, describiendo los suministros en espera como cruciales para la supervivencia de la población afectada.
En un contexto internacional, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, indicó que se espera la reapertura del cruce fronterizo para el ingreso de ayuda. Esto seguiría a compromisos obtenidos de Israel y el presidente de Egipto, previendo que la entrega de ayuda podría comenzar en un período de 24 a 48 horas.
Estos desarrollos ocurren tras severos ataques iniciados el 7 de octubre, cuando terroristas de Gaza invadieron Israel y masacraron a más de 1,400 personas, la mayoría civiles, y la captura de rehenes. El incidente marcó el comienzo de bombardeos intensos y una crisis humanitaria creciente en la región.

El viernes, el Ministerio de Sanidad de Gaza, controlado por Hamás, informó que los bombardeos israelíes han ocasionado la muerte de más de 4.100 palestinos, en su mayoría civiles. Esta afirmación proviene de la organización terrorista y no se ha verificado independientemente. Se especula con que el recuento incluye miembros de Hamás y víctimas de una explosión en un hospital en Gaza el martes, evento que Hamás atribuye a Israel. Sin embargo, evidencias presentadas por Israel y confirmadas por Estados Unidos indican que la explosión fue causado por un cohete defectuoso lanzado por la Yihad Islámica.
Israel sostiene que sus ataques están dirigidos exclusivamente a blancos terroristas que se ubican dentro de áreas civiles, y recalca su intento de minimizar bajas no combatientes. Adicionalmente, Israel cortó el suministro básico a Gaza, afectando a 2,4 millones de personas, y aunque ha restaurado parcialmente el agua, se niega a ofrecer más asistencia hasta que Hamás libere a los ciudadanos israelíes retenidos.

En preparación para una escalada en Gaza, Israel ha pedido a los civiles en áreas norteñas que se reubiquen. Yoav Gallant, en una sesión de la Comisión de Asuntos Exteriores y Defensa de la Knesset, delineó una estrategia en tres fases contra Hamás, enfocándose en desmantelar sus capacidades militares y establecer una nueva realidad de seguridad post-Hamás en Gaza.
La campaña actual, descrita como la primera fase, involucra ataques aéreos y operaciones terrestres. La fase dos reducirá la intensidad del combate mientras se abordan los últimos bastiones de resistencia. La etapa final contempla el establecimiento de un régimen de seguridad renovado en Gaza, liberando a Israel de responsabilidades directas en el área.
Paralelamente, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), representadas por el contralmirante Daniel Hagari, anunciaron estar listas para contrarrestar amenazas de los Hutís en Yemen, respaldados por Irán. El jueves, un buque estadounidense interceptó misiles y drones desde Yemen dirigidos presumiblemente hacia Israel. Hagari destacó la preparación de Israel ante tales ataques, enfatizando la robusta defensa antiaérea del país.

En respuesta a tensiones en la frontera norte, se ordenó la evacuación de Kiryat Shmona, una localidad de aproximadamente 22.000 habitantes, en previsión de posibles enfrentamientos.
El jueves, un grave incidente agravó la ya tensa situación en la región cuando un cohete impactó una vivienda, hiriendo a tres residentes. Este suceso, catalogado como el ataque más serio desde 2006, ha provocado una escalada en las respuestas militares.
Ante la creciente amenaza, la Autoridad Nacional de Gestión de Emergencias inició la evacuación de comunidades cercanas a la frontera con Líbano. Paralelamente, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) confirmaron haber realizado ataques nocturnos contra posiciones de Hezbolá en el sur libanés, en represalia por los cohetes lanzados contra territorio israelí.

Los enfrentamientos entre las FDI y Hezbolá, junto a facciones palestinas en el sur de Líbano, han aumentado, generando preocupación sobre un nuevo frente de conflicto mientras Israel continúa su ofensiva contra Hamás en Gaza. Un oficial militar, en una sesión informativa, mencionó que las condiciones en la frontera norte influirían en las decisiones futuras sobre operaciones militares en Gaza.
Recientemente, comandantes israelíes expresaron que se está considerando una campaña terrestre en la Franja de Gaza para neutralizar a Hamás. Durante visitas a las tropas, comunicaron que cualquier operativo será extenso y riguroso. El general de división Yaron Finkelman, del Mando Sur de las FDI, enfatizó la intensidad que implicaría dicha ofensiva.
La planificación de esta posible incursión terrestre se vio reflejada en una reunión del gabinete de seguridad israelí, que duró aproximadamente seis horas el jueves. Simultáneamente, existe una presión significativa sobre el gobierno israelí para definir una estrategia que prevenga una ocupación prolongada de Gaza, asegurando que Hamás deje de controlar y representar una amenaza desde el enclave.
La administración de Biden ha instado a Israel a esclarecer su plan de salida. Según fuentes, el primer ministro Netanyahu comunicó a Estados Unidos que la estrategia aún está en desarrollo, priorizando la eliminación de Hamás en Gaza.
Por su parte, el presidente Biden, durante su visita a Tel Aviv, exhortó a Israel a evitar un atolladero en Gaza, rememorando las lecciones aprendidas por Estados Unidos en Afganistán. “Hay que hacer justicia”, expresó, advirtiendo sobre las consecuencias de acciones impulsadas por la ira.