Cientos de árabes israelíes se manifestaron en el norte de Israel el sábado contra el plan de paz de Estados Unidos, recientemente publicado, y criticaron la inclusión de una cláusula que propone redibujar las fronteras para incluir las ciudades minoritarias en el llamado “Triángulo” en un futuro “Estado palestino”.
La protesta en Baqa al-Gharbiya, la segunda en el área del Triángulo en tantos días, fue atendida y liderada por legisladores del partido predominantemente árabe Lista Conjunta, quienes dijeron que la propuesta del presidente de EE.UU. Donald Trump adoptaba los puntos de vista de la extrema derecha.
La idea de transferir las ciudades árabes israelíes a un futuro Estado palestino “fue una vez [vista como] marginal y delirante, pero ahora está siendo adoptada por la corriente principal de la derecha israelí y americana”, dijo en el mitin el MK Yousef Jabareen de la Lista Conjunta.
“Junto con los miles de personas que están aquí hoy, estamos protestando contra las peligrosas iniciativas de anexión, apartheid y transferencia”, añadió.
El presidente de la Lista Conjunta, Ayman Odeh, dijo a los presentes en la protesta que los israelíes responderían al plan Trump en las urnas votando por la Lista Conjunta en masa.
“Nadie nos privará de la ciudadanía en la patria donde nacimos”, añadió.
El Triángulo es un área al sureste de Haifa, cerca de la ciudad palestina de Jenin, que incluye 14 pueblos y aldeas donde viven más de 260.000 israelíes árabes.
El plan concede a Israel mucho de lo que ha buscado en décadas de diplomacia internacional, a saber, el control de Jerusalén como su capital “indivisa”, en lugar de una ciudad para compartir con los palestinos, que tendrían la capital de su futuro estado en un suburbio de la ciudad – sin la codiciada Ciudad Vieja y los barrios circundantes. El plan también descarta el retorno de los refugiados palestinos al territorio israelí y prevé que todos los poblados de Judea y Samaria queden bajo la plena soberanía israelí.
El plan de paz dice que “contempla la posibilidad, sujeta al acuerdo de las partes, de que las fronteras de Israel se redibujen de tal manera que las comunidades del Triángulo pasen a formar parte del Estado de Palestina”.
“Estas comunidades, que en gran medida se autoidentifican como palestinas, fueron designadas originalmente para que quedaran bajo control jordano durante las negociaciones de la Línea de Armisticio de 1949, pero finalmente fueron retenidas por Israel por razones militares que desde entonces han sido mitigadas”, decía la propuesta.
En Umm al-Fahm, una ciudad en lo alto de una colina con más de 50.000 habitantes, los lugareños dijeron a AFP que estaban horrorizados con la cláusula.
“No nos tomamos esto a la ligera. Esta situación es muy grave y me da mucho miedo”, dijo Rosine Zaid. “No vamos a dejar que eso suceda”, añadió su amiga Lubna Asali.
“Estamos listos para defender nuestra tierra. Estamos en contra de este programa”, dijo Abdel, de 16 años.
Dijo que apoya un Estado palestino, pero con su capital en Jerusalén, que el plan reconoce como la capital “indivisa” de Israel.
“Si quieren sacarnos de Israel, queremos que Jerusalén nos siga”, dijo.
La propuesta de Trump no aboga de hecho por la reubicación física de los residentes del Triángulo. En su lugar, cambiaría el estatus de sus comunidades, convirtiéndolas en un enclave palestino, aislado de la vecina Judea y Samaria por una barrera israelí erigida durante la sangrienta Segunda Intifada a principios de la década de 2000.
La población local teme que como ciudadanos de un Estado palestino perderían los beneficios de la próspera economía de Israel, su sistema de salud y bienestar y la libertad de entrar en Israel, donde muchos de sus familiares han vivido desde antes de la creación del Estado judío en 1948.
“Somos parte de la minoría árabe en Israel y vivimos en nuestra tierra nacional”, dijo Jabareen, miembro del parlamento israelí y nativo de Umm al-Fahm. “Rechazamos este plan, queremos seguir existiendo tanto social como políticamente”.
“Soy árabe, soy palestino, y también soy ciudadano del Estado de Israel”, añadió, diciendo que temía que el Triángulo se convirtiera en un “cantón” sin salida al mar en Israel.
Dijo que la aplicación del plan reduciría la población árabe de Israel y erosionaría su influencia. Los árabes son actualmente unos 1,8 millones, alrededor del 20 por ciento de la población de Israel.
La ONG árabe israelí Adallah también acusó a la propuesta de buscar un cambio demográfico a través de la “separación por motivos raciales”.
El presidente de Labor-Gesher-Meretz, Amir Peretz, también lanzó la propuesta del plan Trump el sábado, diciendo “no hay nada más peligroso que hablar de la transferencia de ciudadanos árabes israelíes”.
“Nosotros, como judíos que vivimos como minoría en varios países de la diáspora no podemos legitimar un discurso que socava los derechos de las minorías por motivos de su religión”, dijo durante una entrevista en el escenario en Kafr Qasim.
Por otra parte, el sábado, el presidente de Yisrael Beytenu, Avigdor Liberman, elogió la propuesta de Triángulo del plan Trump, diciendo que estaba encantado de que la Casa Blanca estuviera dispuesta a adoptar una política que él ha pregonado durante mucho tiempo.